viernes, 31 de mayo de 2013

Encontrado el único “Madrileño por el mundo” que no vive de puta madre.


“Madrileños por el mundo” es el programa estrella de TeleMadrid. Un formato audiovisual apto para todos los púbicos, que  ha dado origen a un remake a nivel nacional, el también exitoso “Españoles en el mundo” de Televisión Española. Tiene buena factura, es muy entretenido, y su producción es asequible, hecho muy importante en los tiempos de penuria económica que padecemos.
 
 

Francamente, me gusta este programa. Permite viajar a lugares lejanos sin moverse del sofá, que es el sueño de todo vago redomado como yo. El problema es que lo reponen tantas veces que ya nos sabemos hasta el nombre de pila y los dos apellidos de los protagonistas. Lleva tanto tiempo en antena, que alguno de los “Madrileños por el mundo” ya ha muerto de viejo, y eso que era un pipiolo preadolescente cuando grabó su capítulo.

El otro pero que se le puede poner a este producto es que no es un reality documental, sino más bien una saga de ficción científica. No llega al nivel de la celebérrima “Médico de Familia”, obra cumbre del género en España, pero poco a poco se va acercando. Cómo olvidar a aquel santón médico de familia, viudo y con tres hijos como tres botijos, resignado a cepillarse a su nuera cañón sólo tántricamente. Cómo no acordarse de aquella familia irreal donde los niños respetaban la autoridad de sus mayores, los adolescentes no consumían psicotrópicos, y los señores compartían mesa y mantel con el servicio doméstico. En esta serie no había efectos especiales, pero era pura ciencia ficción.
 
 

Volvamos al tema de este post, porque como de costumbre, nos estamos yendo por las ramas. Si tomáramos al pie de la letra el mensaje que transmite “Madrileños por el mundo”, podríamos elevar varias hipótesis a la categoría de leyes universales. Primero: Majadahonda es una ciudad fantasma, porque todos sus habitantes están madrileñeando por esos mundos de Dios. Pozuelo y Las Rozas llevan el mismo camino que Majadahonda, y también acabarán semidesiertas, a poco que se esmeren.

Segundo: No todos los profesores de las universidades extranjeras son españoles, pero todos los españoles que viven en el extranjero son profesores en la universidad, aunque sean analfabetos funcionales. Hasta en la minúscula isla de Tapaté, en pleno Pacífico Sur, hay Escuela Superior de Ingenieros Aeronáuticos, y el decano, por supuesto, es madrileño.
 
Tercero: Aunque seas un craco universal, si te vas a vivir a cualquier país del mundo, te ligarás a un pibón de yate, que incluso se casará contigo y te acompañará eternamente, porque en “Madrileños” no existen los gatillazos, ni las nativas feas, ni las rupturas sentimentales.

Cuarto: Por ahí fuera no hay racismo. Todo el mundo te trata bien, y basta que sepan que eres español, para que la vecinita de al lado, te traiga pastel casero los domingos, y se ofrezca a tener sexo contigo si te ve decaído. En el trabajo, en la calle y en las tiendas, los lugareños siempre te sonreirán, aunque después de veinte años no se te entienda un carajo en el idioma del país en cuestión.
 
 

Quinto: En todos los países (menos en España), el alquiler está por los suelos. De hecho, un “Madrileño por el mundo” no paga, sino que su casero le pone un sueldo si tiene la gentileza de ocupar una mansión de su propiedad. Si el madrileño de turno se cansa del casoplón y lo quiere cambiar por otro, el Estado le indemniza, y tiene la obligación de encontrarle un acomodo de similares características, en menos de veinticuatro horas.

Sexto: Si vives fuera de España, sólo echas de menos El Corte Inglés, el jamón serrano, salir de cañas por La Latina,  y la tortilla de patata con cebolla de tu señora madre.

Séptimo: En el extranjero nunca llueve y siempre es verano, hasta en invierno. Las calles están limpias, y los mendigos no existen, porque las prestaciones sociales llegan a todas las capas de la población.

Octavo: Todas las playas del planeta son paradisíacas y siempre están vacías. El concepto “Niño dando por culo llenándote de arena mientras pisa tu toalla” no existe, y el del “Cuñado gicho escuchando el Carrusel Deportivo a tope en el smartphone” es un atavismo hispánico no extrapolable a otras culturas.
 
 

Noveno: Los madrileños emigrados siempre tienen varios coches, todos de alta gama. Si son de Majadahonda y viven en USA, en el garaje de la vivienda unifamiliar, no pueden faltar un Ferrari y un Lamborghini.

Décimo: Por ahí fuera la vida es de luz y de color, pero los madrileños son tan sacrificados, que pasados unos años en el paraíso, reconocen que su mayor deseo es volver a Madrid, a la vida de miseria y privaciones que dejaron tiempo atrás.

Por estas cosas y algunas más, el otro día se me cayó una lágrima cuando apareció en el programa Elpidio Pena, “Madrileño por el mundo” en Panamá. Natural de Carabanchel, y recriado en Prosperidad. Cuarenta años muy mal llevados. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Carlos III: “Había acabado la carrera y no tenía trabajo, así que me pasaba las horas muertas haciendo zapping. Solía ver vuestro programa, y flipaba porque mientras España se iba a la mierda, veía que en el resto del mundo ataban los perros con longanizas. No tenía novia ni ataduras familiares, así que me lancé a la aventura. Elegí Panamá porque era un país emergente, porque no tendría la dificultad del idioma, y qué coño, porque oí que todas las panameñas estaban buenas, y que en cuanto veían a un macho español, se ponían calientes como perras.
 
 

Me di un plazo de un año para estar dirigiendo una multinacional, pero pasados seis meses desde mi llegada, seguía sin encontrar ningún trabajo. Los ahorros traídos de España se acabaron, y no tuve más remedio que agarrarme a empleos poco cualificados, de forma temporal, por supuesto.

Pues bien. Llevo cinco años en Panamá: Sigo sin novia. No tengo coche. Vivo en una habitación alquilada que me cuesta la mitad de lo que gano. Sólo me puedo permitir comer una vez al día. No he podido volver a España para ver a la familia, porque no tengo dinero para el pasaje. Estudié para dirigir empresas, y me gano la vida construyéndolas ladrillo a ladrillo. Ah, no tengo televisión por lo que ya no puedo ver su programa.

Usted me pregunta que qué echo de menos de mi ciudad. Pues todo señorita, todo. Cuánto más lejos estás de tu tierra y de tu gente, más las añoras. Pero no, no regresaré nunca a Madrid. Aquí no es que me vaya precisamente de puta madre, pero dejé España con seis millones de parados y una tasa del 50% de paro juvenil. ¿Para qué voy a volver, para joder aún más las estadísticas?” VanityFreakNews.
 

P.D.: “Madrileños por el mundo” es seguido por millones de telespectadores en todo el planeta. Tanto es así que el programa ha cambiado uno de los tópicos españoles por excelencia. Fuera ya no somos flamenco y toros. En las tiendas de souvenirs de la Plaza Mayor madrileña han desaparecido las tradicionales muñecas gitanas con traje de faralaes, y los toreros con traje de luces. Han sido sustituidos por muñecos unisex vestidos de profesor universitario. En la solapa de la chaqueta llevan un pin que reza: “Soy de Majadahonda”.

 

sábado, 18 de mayo de 2013

Falete no está gordo, retiene líquidos.

          El líder norcoreano Kim Jong-un es el personaje de moda en los medios de comunicación. No contento con liarla parda declarando la guerra a su vecino del sur, ha decidido aprovechar su recientemente conseguida popularidad, para dar el salto a la televisión.

Esta mañana, el consejero delegado de Mediaset ha anunciado el fichaje del dictador asiático para el programa estrella de Tele 5, "Mira quien salta". Fuentes de la cadena han manifestado: "Estamos como si nos hubiera caído el Gordo".
 
 

Más que caer, lo que esperan  es que el gordito oriental se tire desde el trampolín con la misma gracia y donosura que Falete, líder indiscutible del programa de la competencia. El propio dictador se muestra muy ilusionado y revela que en ese corpachón de adolescente sobrealimentado, habita un niño de doce años, sin demasiadas luces: "Será genial. Estoy entrenando duro para coger los cuarenta kilos que me faltan para estar en el peso de ese Falete, o como se llame. Puedo saltar como la audiencia quiera, pero mi especialidad es el salto a bomba (atómica, por supuesto), y el salto de cabeza (preferiblemente nuclear). Tampoco se me da mal el triple mortal, pero saltando de frente, porque estando Falete cerca, no quiero dar la espalda a nadie, por lo que pueda pasar.
 
 

No me gusta la gente que miente, y él no es que mienta, es que desconoce la verdad. Yo estoy orgulloso de ser gordo, y digo bien, gordo, nada de eufemismos como obeso, por ejemplo. Mi esfuerzo me cuesta ser un auténtico pedazo de carne con ojos, y un homenaje bípedo a las grasas saturadas. Falete es de los míos, por mucho que reniegue de serlo. Alguien como nosotros no tiene este aspecto porque se alimente de aire, a no ser que en la atmósfera de su barrio floten osobucos, torreznos y churrascos varios.

Por eso me indigna escuchar de su boca: “No estoy gordo, es que retengo líquidos”. Naturalmente. Expulsa gases y retiene líquidos y sólidos. Todo lo que se mete para el cuerpo, le aprovecha a la criatura. Según él, la causa de su obesidad es que no sabe nadar. Cada vez que en el programa, se tira del trampolín y cae a la piscina, traga unos buches de agua tremendos. Chapuzón tras chapuzón, está así de lustroso de tanto acumular líquido elemento. ¡Anda ya! Lo que él no sabe es que yo tengo el canal de pago “Splash veinticuatro horas”, que hace un seguimiento al minuto de los concursantes. Falete come hasta cuando va al cuarto de baño, mire usted. Luego presume de ser vegetariano, pero se zampa él solito dos selvas con su correspondiente río, en cada comida.
 
 

Dicen que mi rival tiene un talento increíble para cantar. Pues vaya mierda de país que tienen ustedes, los españoles. En Corea del Norte, si alguien nace con un don para el arte, lo mimamos y protegemos. Nunca permitiríamos que para ganarse el pan, tuviera que hacer el gilipollas en un absurdo programa de televisión.

De todos modos, él cantará muy bien, pero España todavía no ha escuchado a Kim Jong-un. En el cante toco todos los palos, incluso mando romper alguno que otro en la cabeza de los líderes de la oposición democrática coreana. Hay un género autóctono de mi región de origen, la coreanilla, que lo bordo. Es una mezcla de hip hop étnico a capella, acompañado por un cuarteto de cuerda.
 
 

He pedido a producción tener a disposición permanente una hembra de pura raza española. Me vale conque chapurree inglés hablado, pero corporalmente debe tener un nivel de francés y griego medio-alto. Tiene que ser guarra, muy guarra, una de esas famosillas de medio pelo que dicen que son modelos y/o actrices. Más que nada, para hacer cosas con ella que por respeto, nunca haría con una mujer coreana.

Estoy deseando conocer a Falete, por el morbo de su nombre. Yo soy nieto de Kim Il-sung, que significa "El que tiene el miembro gordo", e hijo de Kim Jong-il, que quiere decir "El que lo tiene aún más gordo". Así que sólo me podía llamar Kim Jong-un: "De aquellos plátanos, esta banana". Él es hijo de Rafael Ojeda Falín, el "guapo" de Los Cantores de Híspalis. No es que fuera precisamente bello, sino que los otros miembros del grupo parecían mutantes. Y respecto a lo otro, el nombre lo dice todo: Falete. Me voy a llevar una lupa de fabricación coreana para verificar el tamaño".
 
 

Según transcurre el diálogo (o más bien, monólogo) con Kim Jong-un, el mandatario adolescente se va creciendo, y entra en terreno político como un elefante en una cacharrería: "En Occidente pensáis que soy un imberbe, una especie de Justin Bieber de la política. Qué equivocados estáis. Una cosa es que de vez en cuando me siga haciendo pis en la cama, y otra bien distinta que me chupe el dedo. Cuando amenazo con atacar suelo norteamericano, tengo las espaldas cubiertas, y eso que mi espalda tiene dimensiones bíblicas. Es cierto que tanto mi país como yo somos pequeños, pero tenemos un vecino llamado China, que es nuestro particular  primo de Zumosol, y acojona al más pintado.

Juego a la guerra todos los días en la consola, pero lo de combatir de verdad, y matar occidentales va a ser la reberza. Así que mientras empieza o no el lío, me voy a ir una temporadita a España, a disfrutar del clima, la gastronomía y las mujeres. Encima, el tontoelculo ese que dirige vuestra tele me van a pagar una pasta gansa, por hacer el moñas tirándome desde una trampolín.
 
 
 
Aunque lo mío no es nada, teniendo en cuenta que en el mismo programa, uno de los fenómenos mediáticos es una concejala de un pequeño pueblo cuyo único mérito conocido es grabarse con el móvil mientras se masturba, enviárselo a su supuesto amante, y que éste la traicione haciéndolo circular por internet. Españoles: ¡Sois muy tontitos! Os lo dice vuestro amigo Kim Jong-un, general de cuatro estrellas, Líder Supremo de la República de Corea del Norte, y próxima estrella televisiva del Reino de España. Nos vemos pronto”. VanityFreakNews.
 
 

sábado, 11 de mayo de 2013

Toni Cantó alerta en Twitter, sobre el efecto 2000.

       
Esta mañana, el conocido actor Toni Cantó, ha dado la voz de alarma sobre las devastadoras consecuencias que podría tener la llegada del año 2000 en el funcionamiento de nuestros ordenadores. Una vez más, la red social Twitter, ha sido el medio de expresión elegido por el popular intérprete para hacer pública su última deyección intelectual: “El efecto 2000 puede colapsar nuestros equipos informáticos”, ha tuiteado angustiado el bueno de Cantó.

Como en ocasiones anteriores, inmediatamente se ha convertido en trending topic mundial, y ha sido objeto de mofa por parte de los internautas. Tanto es así, que ya se le conoce cariñosamente como el antirey Midas, porque todo lo que tuitea lo convierte en mierda.

En su cuenta oficial de Twitter, Cantó hace diariamente un canto a la vida, y comenta de forma distendida la más rabiosa actualidad: “Celebrando con cava el final de la dictadura franquista”, “Vaya temazo el La, la, la. Veo a Massiel con posibilidades de ganar Eurovisión”, “Felicidades al Real Madrid por su primera Copa de Europa”, “Qué buena pinta tiene el nuevo Seat Seiscientos”, “Preparado para ver con amigos la llegada del hombre a la Luna”, o el ya famoso “Muere Albert Hofmann a los 102 años”. El problema es que el óbito del creador del ácido lisérgico, había ocurrido en 2008.
 
 

La comunidad científica internacional estudia desde hace años la extraña patología que afecta al político valenciano de UPyD, y que podría frenar en seco sus legítimas aspiraciones: “Sé que mi nombre está en las quinielas para ser designado valido de Fernando VII, pero ese es un honor del que no soy merecedor todavía”. Y es que desde que Toni Cantó interrumpió temporalmente su fulgurante carrera en Hollywood, “Ahora mis papeles se los reparten actores nuevos como Tony Curtis, Anthony Quinn y Anthony Perkins, todos antonios como yo”, la política ha llenado su vida. “Quise afiliarme al partido de don Antonio Cánovas del Castillo, pero por la inoperancia de los políticos actuales, internet en mi casa de Valencia va fatal, y salía que ese partido ya no existe”.
 
 

Minabo Taduro, profesor de Medicina virtual aplicada, de la Universidad de Osaka, plantea una hipótesis sobre el mal que aqueja a Toni Cantó: “En mi larga carrera no he visto un paciente semejante. Con los datos que tengo, y descartadas la anencefalia congénita y la lobotomía yatrogénica seriada, deduzco que puede tratarse de un cuadro de carnificación vivencial diferida. Hablamos de una enfermedad de la que no hay ningún caso descrito en humanos, caracterizada porque el paciente tarda años en ser consciente de los acontecimientos cotidianos. Es como si viviera en una época pasada. No existe riesgo vital, pero la persona experimenta una sensación de irrealidad profunda, padeciendo serios problemas en sus relaciones laborales y familiares.


 

Cualquiera dirá que esto es lo que le pasa a todos los políticos españoles, pero lo de Toni Cantó es mucho más gordo. Imagínense que UPyD gana las elecciones y es nombrado Ministro de Exteriores. Primer viaje oficial: la Casa Blanca. Le recibe Obama y él monta el pollo porque exige reunirse con el Presidente Clinton, y no con un subalterno desconocido. Es un problema muy serio”.
 
 

Tinet Pinete, amigo de la infancia de Toni aporta su visión del asunto: “Él siempre ha sido así. En el colegio le quitábamos todos los recreos el Bollycao, y tardaba un año escolar en enterarse, así que para entonces ya se le había pasado el cabreo. Sus novias le ponían unos cuernos tremendos. Cuando tiempo después era consciente, como ya estaba saliendo con otra, no le daba importancia. Collejas se ha llevado todas las del mundo. Venían niños de otros pueblos de Valencia a darle al Toni. Era conocido como el collejet. Volvía a casa con la nuca colorada, pero sin coscarse de nada”.

Las lágrimas cubren el ojo derecho de Tinet (el izquierdo es de cristal): “No, si no es que me emocione, es que me estaba acordando de cómo actuaba Toni. ¡Qué malo era, por Dios bendito! Para mí es como un hermano. Hace cinco años me prestó treinta mil euros, y yo estoy aguantando sin hacer intención de devolvérselos, porque todavía no los ha echado en falta.
 
 

Lo que sí me da un poco de miedo es la reacción que pueda tener al volver a visionar algún día, una de sus últimas películas. Él hizo “Todo sobre mi madre” con Pedro Almodóvar. La ha visto quinientas veces. Siempre dice que el personaje que deja preñada a Penélope Cruz contagiándole el VIH, para luego hacerse travelo, es patético. Sostiene que al actor que lo interpreta habría que emascularlo, trocear sus genitales con un cuchillo japonés de la Teletienda, y repartir después los fragmentos por todos los confines del estado español. Naturalmente, no es consciente de que ese actor es él. No quiero ni pensar la barbaridad que pueda llegar a hacer Toni cuando su vivencia demorada se haga presente en la actualidad. Es capaz incluso de abandonar su carrera artística, como ya hiciera su carrera artística con él hace años.

Agradezco esta entrevista y quisiera aprovechar la oportunidad para dar cobertura informativa a una iniciativa. Su enfermedad en España no tiene cura, pero en Japón trabaja el científico que más sabe en el mundo de carnificación vivencial diferida. El viaje y la estancia son muy caros, y no nos llega con el sueldo de diputado nacional de Toni. Ya de por sí es pequeño, y más después de los sablazos que le damos los amigos.


 
 
Así que hemos organizado una carrera ilegal de coches de época, y todos los beneficios irán destinados a pagar el tratamiento del único político honesto que hay en España, el señor Toni Cantó. Eso sí, es honrado porque el muy gilipollas todavía no se ha enterado de que sus colegas del resto de partidos llevan trincando toda la vida”. VanityFreakNews.

sábado, 4 de mayo de 2013

Una red de blanqueo de capitales planeaba encalar Washington.


         Toda historia tiene un origen, y la nuestra se remonta a Mondoñedo, localidad de donde es oriunda la familia Telé. Yago Telé, el primogénito, encontró pronto la forma de ganarse la vida. “El invierno en Galicia es largo, siempre está lloviendo. Mis padres no tenían televisión, así que se pasaban las noches jugando a la lotería. Cada nueve meses tenían premio. Dieciséis hijos como dieciseis botijos, todos varones. Nos quitábamos el hambre a mordiscos. Yo era monaguillo en misa de doce, y poco a poco fui guardando unos ahorrillos con lo que sisaba del cepillo parroquial. Cuando pegué el estirón, se acabó el negocio. Le sacaba una cabeza al pater, así que me cambió por otro más bajito.
 
 

         Mi destino cambió el día que el cura nos puso un documental sobre la Virgen Blanca. A partir de entonces mi corazón y mi mente se tornaron blancos para siempre. Me hice socio del Real Madrid, y empecé a alimentarme a base de merengues, con lo que en poco tiempo tenía la piñata destrozada. No tuve más remedio que blanquearme los dientes. Luego vi en una revista un artículo sobre el blanqueamiento anal, y allí que me fui de cabeza, bueno, más bien de culo. El color blanco es mi forma de vida. Me casé con Blanca, y a los doce meses, en medio de una nevada espectacular, nació Alba.
 
 

         Con estos antecedentes, mi carrera profesional sólo podía dirigirse por un camino: La pintura. Pero no artes plásticas ni leches de esas. Pintor de brocha gorda, y ojito conque una señora me pida algún día pintar una pared en tonos pastel, o en verde, y no digamos ya en azul, porque le monto un pollo de campeonato. El tiempo iba pasando. Alba empezó a salir con Saturnino, un chico albino, que era el blanco de todas las burlas en el pueblo. Satur se incorporó a la empresa familiar como aprendiz. En mes y medio, entre los dos encalamos todos los pueblos de la serranía de Ronda. Pasábamos las noches en blanco para ir más deprisa.

La gente joven entiende de computadoras y de tecnologías. Saturnino era albino pero no gilipollas. El tío era un máquina en Informática. Tenía el título de Excel y Power Point a nivel usuario. Un día me propuso que colgaramos un video en yutub para promocionarnos como empresa. Dimos en el blanco: “Blanqueo de capitales. Trabajo limpio y rápido. Sin intermediarios. Económico”. Empezaron a llover encargos por todas partes. Cambiamos nuestro pequeño local por otro más grande, y ampliamos la plantilla.
 
 

Una mañana entraron en la oficina dos varones de mediana edad. Iban vestidos de punta en blanco. El más alto me recordaba a Marc Ostarcevic, exmarido de la gran Norma Duval, y a la sazón, madre biológica del maduro actor norteamericano Robert Duvall. No parecían ladrones de guante blanco, sino más bien mafiosos rusos sacados de un telefilme de Antena 3. Portaban una enorme maleta, que tiraron sobre la mesa. La abrieron con displicencia, y … ¡Joder! Nunca había visto tanto dinero junto, desde que siendo becario de cartero, tuve que repartir alguno de los sobres de Bárcenas, el tesorero del PP.

 Dijeron que habían visto el video, y que querían la pasta blanqueada en el plazo de una semana. El tiempo era más que suficiente. Estábamos acostumbrados a trabajar contra reloj. Yo suponía que los billetes provenían de la venta de polvo blanco y de la trata de blancas, y precisamente por tratarse de ese color, me ablandé. Era un dilema moral importante, así que sometí el negocio a votación entre los trabajadores de mi empresa. Ganó el “sí” cuatro a tres. Yo voté en blanco, como no podía ser de otra manera.

Negociamos nuestros emolumentos, y rápidamente llegamos a un acuerdo. Mandé sacar un vino blanco de Rueda para celebrarlo. Todo era perfecto hasta que el que se parecía a Ostarcevic dijo que nos pagarían en negro. A aquel hombre le hubiera permitido casi cualquier cosa, pero la palabra NEGRO en mi casa estaba vetada. Hay veces en las que te tienes que imponer, y poner los cojones encima de la mesa. Ante mi negativa, el Ostarcevic se mosqueó. Le dio una patada a la maleta del dinero, con tan mala suerte que me pilló los huevos. Hasta para sacar el macho español que llevas dentro, debes asegurarte antes de que el campo está despejado y tu colgandera no corre peligro.

¡Cuánto dolor! Bajé como pude mi masculinidad de aquella mesa y me puse loco, muy loco. Agarré una botella de leche y un envase familiar de crema Nivea, y los estampé certeramente en la cabeza de ambos hampones. Murieron en el acto. Había que deshacerse de los cadáveres, y le encalomé el marrón (perdón por utilizar este color pero es que el corrector de ortografía de Word no me da otras alternativas) a mi yerno. El chico tiene buen fondo, pero no es de muchas luces. No se le ocurrió otra cosa que llevar los fiambres un domingo a mediodía a un punto blanco, y enterrarlos en cal viva.

Blanco y en botella: O huíamos inmediatamente, o en poco tiempo, nuestras níveas posaderas serían un blanco perfecto para los reclusos sodomitas, en las duchas de cualquier penal de provincias. Pusimos tierra de por medio, y sobre todo agua, mucha agua. Llegamos a América, ese vasto continente donde los artistas españoles de medio pelo hacen giras multitudinarias y consiguen discos de platino, aunque en nuestro país no vendan un puto CD, y sólo actúen en las fiestas de los pueblos pequeños.
 
 

En el aeropuerto de Río de Janeiro nos encontramos con la sobrina de la Jurado, la excelsa cantante Chayo Mohedano. Habíamos compartido vuelo, ella en business y nosotros en la bodega. Comenzaba ese mismo día el Chayo World Tour 2013, y la diva tenía billete para volver a Madrid a la mañana siguiente, una vez concluida la agotadora gira mundial. En Río estaba cayendo el diluvio universal, y el estadio se había inundado. Algún malpensado dirá que la naturaleza es sabia y pretendía impedir la actuación de la Mohedano. No hubo problema, porque la Chayobanda no tocaba en el estadio, sino en el salón de actos pequeño de un centro cultural de barrio.
 
 

Blanqueamos el Cristo de Corcovado, y el alcalde quedó tan contento, que nos mandó pintar todas las barriadas de favelas. Se acercaba el Mundial de Brasil, y los Juegos Olímpicos de Río, y la ciudad tenía que lucir bonita, libre de la miseria habitual de sus calles. Aquella era la pobreza de la que hablaba el nuevo Papa, Francisco. No sabía explicar por qué, pero me gustaba aquel hombre, sencillo, vestido siempre de blanco, en contraposición con su antecesor, al que le gustaban más los doraos que a un patriarca gitano.
 
 

Seguimos nuestro periplo, blanqueando capitales a todo ritmo: Caracas (con el pajarito de Chávez, y el elefante de Maduro), Lima (sin rastro de Fujimori), La Habana (sucia y roja como el chándal de Fidel Castro). Y llegó el momento de dar el salto a los Estados Unidos. La tierra de promisión, el lugar de las oportunidades, donde cualquier hombre o mujer, pueden llegar a ser presidentes de la nación. Washington nos esperaba: el Capitolio, el Lincoln Memorial, The Mall, y por supuesto, la Casa Blanca. Allí había mucho que pintar. Me habían dicho que el actual presidente era negro. Cuando me lo presentaron, lo vi más bien mulato tirando a blanco roto, pero pensé: “A este pollo le doy una manita de gotelé, y lo dejó más blanco que al Michael Jackson de la última época. Que una cosa es ser modernos, y otra que el presidente de los Estados Unidos de América no sea blanco, anglosajón y protestante, como Dios mandaba, antes de que el Partido Popular de Madrid privatizara (perdón, quería decir externalizara la gestión manteniendo la titularidad pública) las creencias religiosas”. VanityFreakNews.