sábado, 27 de octubre de 2012

Un Carrefour cierra una mañana para que una maruja compre en exclusiva.


         Como cada mañana, Concha Bada se levantó hastiada de vivir. Ella, su marido alcohólico, cuatro hijos varones en paro, un perro tuerto, y una hipoteca,  se hacinaban en una entreplanta de cincuenta metros cuadrados del madrileño barrio de La Elipa.

Al salir de la ducha, se miró en el espejo, sin poder reconocer en aquella anciana de cuarenta y cinco años, a la hermosa mujer que antaño fué: El ombligo se adivinaba semioculto por los pechos, y las pistoleras tenían capacidad para albergar dos armas de calibre reglamentario. El cabello ralo y de color alfalfa coronaba una cabeza, cuyo único ornamento eran los dientes, que un día parecieron perlas por su blancura, y hoy lo asemejaban por su pavorosa escasez. Encendió un Ducados sin filtro, y se puso la blusa, la falda y los zapatos, los únicos que tenía. Abrió el frigorífico, vacío como Madrid en Agosto. No miró la cartera, porque ya sabía lo que no había. Todos dormían, incluso el perro, un ejemplar que parecía más reptil que cánido, a fuerza de ser cruzados sus ancestros entre sí.

         Dejó su lastre vital en aquella casa, y se tiró a la calle, en busca del Carrefour, el único lugar donde se sentía persona, mientras se evadía de la realidad temporalmente. Al llegar a la calle Daroca, divisó una zona de obras en la acera de los pares. Era la enésima zanja en lo que llevábamos de año: Primero el Canal, después Ono, más tarde Iberdrola, luego otra vez Ono, y ahora Gas Natural. Ocurrió como en las ocasiones anteriores: Los obreros en vez de tirarle piropos, le lanzaban trozos de pan duro. Cruzó el paso a nivel de la M30. El abismo que aparecía bajo sus ojos, repleto de coches, la tentó como lo hacía todos los días. Un pequeño salto, y todo acabaría. No fue capaz. Cansinamente arribó a la calle Brescia, y por fin llegó a su pequeño paraíso, el Carrefour Market.
 
 

         Le extrañó no ver al ciudadano subsahariano de la puerta, tan integrado en la tienda, que hasta iba a las cenas de empresa. Posiblemente lo habían trasladado a otro super, o bien estaba de vacaciones, y debido a la crisis no le habían puesto suplente. Concha siempre compraba algo para él, un bollo y un refresco, o una tortilla precocinada sin cebolla (A la criatura no le gustaba la cebolla, y no me extraña, porque a mi tampoco).

         Se abrió la puerta corredera, y apareció el encargao, esa figura tan española. Nos referimos a una persona (normalmente varón), de cualificación media-baja que es puesto al frente de un comercio, y enseguida asume que tiene mando en plaza, empezando a comportarse como si fuera el dueño de la empresa. No es el caso de Melitón Gosalves, un buenazo, y un ingenuo de la vida. Sonrió a Concha con el cariño habitual, y le dijo entusiasmado que había sido premiada. Al ser la clienta número seiscientos sesenta y seis, le había correspondido un cheque regalo de mil euros, y el cierre de la tienda durante esa mañana, para que comprara ella sóla.

         Concha no se lo podía creer. Era reina por un día. Se sentía como Richard Gere en “Pretty Woman” cuando entra en la boutique y espeta aquello de: “Vamos a gastarnos una cantidad indecente de dinero, así que va a tener que hacernos mucho más la pelota”.  Le pidió a Melitón que fuera su personal chopped, y emprendieron  juntos el camino hacia la gloria, empezando por la bollería industrial: “Quiero uno de cada, y cinco de donus con chocolatazo blanco, porque desde que los venden en envase individual, cada vez son más pequeños y no me hacen apaño”. Parecerían donettes, sino fuera porque ahora estos también dan menos talla que los lacasitos.

         “Tu no eres menos que la Beckham”, se repetía Concha a modo de mantra. Si a la pija escuálida esa, le cerraban el Dolce&Gabbana de Milán, por qué no le iban a reservar a ella el Carrefour, que también es una empresa extranjera muy importante. Vió el pescado fresco, y empezó a gemir como Meg Ryan en la escena del restaurante de “Cuando Harry encontró a Sally”. Cogió gambones “para los niños, que les gustan con ajetes”, una merluza entera del tamaño de un arcabuz de infantería, y un buey de mar “como el que dice mi vecina que compra en Navidad, que ya será menos, con lo tiesos que están, que no pagan ni la comunidad”. “¿Cómo salen los salmonetes, bonita? Ponme cuarto y mitad, que les estoy viendo el ojo, y hoy están fresquitos”. Se iba creciendo por momentos. Pasó de largo por los congelaos, mirándolos de soslayo, como pensando: “Mañana volveremos a encontrarnos, pero hoy no nos conocemos”.

         Llegó al imperio de las grasas saturadas, su hábitat natural. Todo iba muy bien, pero faltaba algo. El sueño no sería completo si no estaba la Pantoja. Dicho y hecho. ♫ Marineroooo de luceeeees ♫ empezó a atronar por la megafonía. Ahora todo era perfecto. Se encaró con los ibéricos, y después de las pertinentes y protocolarias presentaciones, intercambió con ellos algunos lugares comunes: ¿Venís mucho por aquí? ¿Estudiais o estáis en paro? Daba igual, la suerte estaba echada para estos indefensos productos. Llenó el carro con tanta frialdad, que parecía que lo hubiera hecho en otras ocasiones.

         Al llegar a las carnes, no lo dudó: “Only solomillo”, con independencia del animal de procedencia. Se acordó de cuando siendo aún mocita, iba al pueblo: ¡Menudas parrilladas de carne an cá la tía Pollarda!. Pensó en preparar una y luego subir la foto al feisbu, para que se pudrieran de envidia sus cuñadas, esas que toman prestada una foto del Telva-cocina, y la cuelgan como si el plato fuera suyo. “Perracas, más que perracas, se van a enterar.”

         Se acercó a la zona de alimentación para mascotas, y cogió varias bolsas para perros, por una vez no de marcas blancas. “Qué contento se va a poner Toby”, exclamó ufano Melitón. “¿Toby? Para él he cogido filetes de aguja. Esto es la comida de mi esposo. Los domingos, lo sofrío y se lo salteo con patatas, y el cree que es estofado”. Llamar animal a su marido hubiera sido ofender a los animales. Concha recordaba perfectamente cuando la había follado por última vez, pero era incapaz de evocar una ocasión en que le hubiera hecho el amor”. Fue a los vinos y eligió la botella más cara. “Como está acostumbrado al peleón con gaseosa, en cuanto tome vino de verdad, se le para la patata”.

         “Melitón, quiero Coca-Cola: Diez cajas de botellines de cristal, que es la de verdad. La de botella de plástico no sabe igual, y digáis lo que digáis, la promoción de los veranos de la botella de dos litros más doscientos mililitros gratis, es una timada, porque está aguada”. El probo empleado asintió con la cabeza sin pronunciar palabra.

         Concha desfilaba hacia las cajas, preparándose para ejecutar con voz alta y clara esa frase que siempre había ansiado pronunciar delante de la cajera: “Buenos días, señorita, es un pedido”. De pronto, sintió un golpeteo suave y repetido en las mejillas. Abrió los ojos y vió a su querido Melitón: “Doña Concha, vuelva en sí. Se pegó muy meco contra el suelo, pero no se lastimó. Qué bueno que nos visite de nuevo hoy en la mañana. Se la ve linda, damita. Entre al market, que la va a pasar chingona con las ofertas que tenemos hoy para ustedes”.

         Concha salió de su ensoñación postraumática, y lejos de sentirse mal por no haber sido real lo ocurrido, dijo para sí: ¡Pero qué coño!, como Tom Cruise en “Risky business”. Al entrar, Melitón la tomó del brazo, y más sonriente que nunca le dijo: “Doña Concha, es usted la clienta número seiscientos senta y seis, y en nombre de Carrefour me complace comunicarle …” VanityFreakNews.

Este es nuestro humilde homenaje a todas las conchasbadas del mundo, en el deseo de que ellas también encuentren algún día su Carrefour Market.

 

sábado, 20 de octubre de 2012

Los físicos pierden el monopolio de las porterías.


Toda finca urbana que se precie tiene dos porteros. El automático: frío y despersonalizado; y el físico: tradicional y entrañable. Ya en el siglo pasado,  los licenciados en Ciencias Físicas, encontraron en las conserjerías, otra vía de acceso al siempre difícil mercado laboral. Actualmente, podríamos afirmar que no todos los físicos son porteros,  pero buena parte de los porteros son físicos.

En consecuencia, el nivel cultural de los porteros españoles es muy superior al de sus homólogos europeos: De los diez últimos ganadores de la Olimpíada Matemática Europea, nueve son conserjes ibéricos. Tal es el caso de Joan Xifré Gando, vencedor el año pasado, y portero de una comunidad de vecinos en Esplugues de Llobregat: “Es un trabajo tranquilo. Tu te distribuyes el tiempo y las tareas. Nada que ver con mi anterior empleo como ejecutivo de cuentas en una multinacional. He ganado calidad de vida. Y entre tema y tema, resuelvo un teorema”.

Esto queda muy bonito de cara a la galería, pero lo que nos viene a decir el bueno de Xifré Gando, es que durante su jornada laboral se toca los huevos en estéreo, y con dolby surround pro logic. Los estudios científicos demuestran que en este gremio no abundan las bajas por estrés. Al contrario que las úlceras por presión, patología donde los conserjes son grupo de riesgo. De hecho, toda finca urbana está obligada por ley a proporcionar a su portero un cojín antiescaras homologado y con certificado ISO 9000.
 
 

La noticia ha sido recibida con el lógico alborozo por parte de otros colectivos profesionales. Así, Carlo Di Solvente, presidente del Real Colegio de Químicos de Madrid ha manifestado: “El gobierno atiende por fin nuestras reivindicaciones, y abre las porterías a otros licenciados. Para los químicos madrileños, con una tasa de paro del 35%, se enciende una luz al final del túnel”.

Otro grupo afectado es el de los consumidores. Hablamos con Aurori Berretes, subsecretaria tercera de la Asociación de mujeres tetimancas en trámite de divorcio, usuarias de porteros físicos: “Desde la mismidad de mi persona humana, puedo decirle a título personal e intransferible, que este cambio puede ser para bien o para mal. Ahí tiene usted a mi Juanán: Treinta años y en primero de bachillerato. El psicólogo dice que es listo como un diablo, pero la profesora le ha cogido manía. Pues mire, le viene fenomenal que el conserje le refuerce las Físicas.  Y si ahora me dicen que un químico o un matemático podrían ser porteros, pues estupendo, porque ahí también anda atascadillo la criatura”.

Por último, Borja María Bosco de Landaluce Luce, concejal de Juventud y Mujer, sienta las bases metodológicas y geopolíticas de la situación. Él no tiene ni puta idea de este asunto (ni de ninguno), pero era el único cargo público que no estaba jugando al golf en Sancti Petri, cuando ha saltado la noticia: “O sea, desde el establishment hemos detectado un nicho de negocio no explotado. Y yo me he dicho, Borja, recuerda lo que te decía papá antes de pagarte el master en ESADE: Nicho no explotado, mejor explosionado. Así que me dinamicé estructuralmente.

Estudié la cuota de inversión participativa interanual del yen. La contrapuse al IPC del mes de Mayo en relación a la tasa bruta de empresas familiares en concurso de acreedores sin concursantes. Después apliqué el rango estatal a la hiperinsuflación del pasivo retenido por los especuladores inmobiliarios. Obtuve el resultado parcial del mercado interno, y a continuación lo adapté al baremo implementado de demoliciones controladas para rentas fijas de grandes patrimonios y de las personas tísicas.

Más tarde, utilicé una curva de regresión simple, y le quité los decimales al resultado. Tomé el guarismo final, y lo extrapolé al pago aplazado de dividendos de la última junta de accionistas de mi comunidad de propietarios. Conclusiones:

1º Zapatero fue malííííísimo. 2º Los políticos españoles follan poco, pero se pasan el día jodiendo. 3º Después de dimitir, Aguirre se ha hecho algo en la cara. 4º De esta no nos saca ni San Casillas conchabado con San Apapucio mártir, y 5º Antes de que acabe Octubre, España pide el rescate a la Merkel”.

¿Qué sería del pueblo llano,  si no existieran estos políticos lechones, que nos explican con rigor académico y claridad expositiva, lo que sus mayores (los cerdos adultos), callan, falsean o cuentan a medias? ¿Qué sería del indocumentado e ignorante vulgo sin estos protopijos con carnet de un partido político, formados en internados extranjeros y en elitistas escuelas de negocios? Pues que seguiríamos teniendo los mismos problemas básicos, pero el número de gilipollas per capita, descendería considerablemente. VanityFreakNews.

Este post está dedicado a mi querido amigo Nacho Guerreros, que en su rol de Coque Calatrava en la famosa serie “La que se avecina”, da vida al mejor portero físico de la historia de la televisión.

sábado, 13 de octubre de 2012

Un grupo de estudiantes prorroga su viaje de ecuador pidiendo asilo político en la embajada.


         Desde que Julian Assange se convirtiera en una figura pública, todo lo que hace o dice tiene una trascendencia mediática descomunal. Este verano, conocimos  que el fundador de WikiLeaks  solicitó asilo político en la embajada de Ecuador en Londres. Se trataba de una treta legal para evitar la extradición a otro país, y tener que rendir cuentas ante la justicia por dos presuntos delitos sexuales.
         La ciudad del Támesis pasa por ser uno de los destinos turísticos preferidos por los jóvenes españoles. Un simpático grupo de treintañeros murcianos, proveniente de la Facultad de Farmacia, no dudó en elegir Londres como localización geográfica de su viaje de ecuador. Nos habla su delegada de clase, Marian Glófila: “Es que yo desde que era una ñaja, me he sentido muy atraída por la cultura inglesa: los Beckham, Benny Hill, Mister Bean, El Corte Inglés... Soy muy de ese rollo, y le dije a mi peñasca: No vamos a ser como los gitanazos de Biológicas, que se van a Mazarrón, ni como los pijos de Derecho que se van a Tenerife. Tenemos que liarla parda, porque este viaje sólo se hace una vez en la vida. Dudábamos entre la Riviera Maya y Londres, y al final, como son casi iguales, nos decidimos por Iunaited Quindon. Uyyyy, qué bien lo he dicho y eso que estoy muy nerviosa por hablar ante la cámara. ¿La del piloto rojo encendido es la mía, verdad? Geniaaaaal. Al fin y al cabo, las discotecas son parecidas en todos los países, y el garrafón también. Eso sí, los británicos están más buenos. Es una pena que haya tan pocos ingleses en Inglaterra. Vas por la calle y lo único que ves son turcos y españoles.
Nosotros no somos unos vulgares borrachos, queremos hacer turismo cultural: Vamos a conocer a Ben, el pavo ese que debe ser muy tocho porque aquí todo el mundo le llama Big. Y nos interesa cantidad la Villa olímpica, que debe ser muy guarra, porque dice la prensa que ha repartido 150.000 preservativos entre los deportistas. Será ninfómana, la tía. ¿Y las demás que hacemos, nos quedamos a bread and water?”
 
                                 
 
         Lo que prometía ser una noche más de desparrame en el contexto de un viaje universitario, se convirtió en un conflicto diplomático: “Ibamos mazo de bien, haciendo risas, con el puntillo pero para nada chuzos. De repente vemos que toda la basca está armando jari en la entrada de un edificio. Indalecio, que es el único de la expedición que sabe algo de inglés, porque su madre tuvo un amante escocés y algo se le quedó, se entera por lenguaje de signos de que es la embajada de Ecuador y que allí está refugiado Julian Assange. Inda es muy friki, y en cuanto ve un famoso se le va la pinza.  Se hace llamar Inda Jones, y tiene un blog, donde pone a parir a las petardas del bisnes. Nos dice que él no se va de allí sin fotografiarse con Yulian Asans, para luego colgarla en su perfil del Feisbuk. Así que todos para dentro. Nos colamos por la puerta de atrás, en el camión de la lavandería, como en la película Avatar. Tíaaaa, que subidón, todas con el móvil haciendo fotos para luego subirlas a Twitter, porque entre tu y yo, en el Feis no entra ni el Tato. Ni veces que le he pedido amistad a alguien, y nunca me ha contestado nadie. Feisbuk está muerto.
Llegamos al salón y nos topamos con Yulian, que se había desvelado con el ruido de la calle, y estaba metiéndose un pelotazo de ginebra con unas gotitas de tónica, para quitarle el sabor a ... la tónica. ¡Qué mono, de verdad! Mucho más que en la tele. Y supermajo, tía. No tenía ni puta idea de lo que nos decía, pero se le veía buen rollo. No habían pasado ni diez minutos, y ya estábamos todos liándonos chustillas. Y que conste que no somos drogadictos, eh. ¿A ver si va a ver esto mi yaya Yayi, y en casa me meten un paquete que ni el de Nacho Vidal?
         A medida que hablábamos íbamos cogiendo confianza. Surgió espóntaneamente. Le preguntamos a Yulian si tenía información comprometida sobre Hernández Talavera, el catedrático de Bioquímica II, que nos había pencado a todos el primer parcial. Nada, ni una multa de tráfico, el muy cabrón. Lo único al margen de la ley era que una vez compró un juguete en un sex-shop ambulante, pero pagó en efectivo y no había fotos. ¡Qué agarrao! Con la pasta que tenía y se arriesgaba a comprar un producto pirata sin homologación, que a saber si era de segundo prepucio.
Pasaba el tiempo, y la embajada se iba petando de gente. Aquello parecía Zara el primer día de rebajas. En la primera planta, nosotros haciendo pandi con Yulian. En la segunda, un autobús de jubilados de Cangas de Morrazo, que oyeron algo de asilo político, y decidieron solicitarlo, porque  en Inglaterra el nivel de vida es más alto. Además, al no volver a España, Rajoy no podía congelarles las pensiones. Estaban encantados porque al estar en suelo ecuatoriano, hacía siempre un tiempo estupendo y no tenían problemas con el idioma.
Una planta más arriba, una familia de elefantes de Botswana que había venido a pasar unos días con los parientes de la metrópoli. Se enteraron de que el Rey iba a asistir a los Juegos Olímpicos, y andaban bastante acojonados. No salían de la embajada ni para hacer pis.
Y en la cuarta, el plato fuerte: Un grupo de vírgenes consagradas. Estaban en la ciudad para celebrar la despedida de soltera de una excompañera, que había pillado cacho con un garrulo de Stratford-upon-Uvon. Aquí los chicos son más finos que en España, pero como uno te salga paletazo, echa a correr y no pares.
La quinta planta estaba habitada por la antítesis de la cuarta: Una franquicia de Oldiest, la famosa cadena de casas de lenocinio low-cost, donde la meretriz más joven sobrepasa de largo los setenta tacos de almanaque. En este negocio la experiencia también es un grado. Y si es por experiencia, las señoritas de Oldiest tienen más horas de vuelo que un avión militar rumano.
Por último, la sexta estaba okupada por un colectivo de sindicalistas adeptos al régimen de Hugo Chávez. Tenían menos coherencia que una almeja monovalva. Decían que estaban en Gran Bretaña para conocer mejor al enemigo, para vivir desde dentro el infierno capitalista en toda su crudeza, y luego poder denunciarlo al mundo. Seguro que sí, pero iban vestidos de Armani, y perfumados por dentro y por fuera todo el día. Esta planta es la residencia habitual del embajador, pero las peticiones de asilo se han desbordado, y la criatura se ha tenido que ir a vivir a casa de su madre, en Quito. El pobre hombre se pasa la vida en el avión, yendo y viniendo.
         Pues nada gente, que esto parece “Murcianos por el mundo”, ja, ja, ja. Ayyy, no me enfoques de ese lado, que me hace nariz. Aprovecho para saludar a toda España, que sé que están pasando un calufo tremendo, mientras nosotros aquí dormimos con manta. Quiero animar a la gente joven a que siga nuestro ejemplo. Vayan donde vayan de viaje siempre habrá una embajada. Ser asilado político es un chollo y una profesión con mucho futuro. Mamá, estoy bien, de verdad. Lo he dejado con Chemita, porque soy muy joven para atarme a un hombre. De momento no vuelvo. Como tenemos valija diplomática, mandame ropa limpia y dos mil euros en billetes de cien, que ya me busco la vida y los cambio por libras. Chao, chaitoooo. Besitosssss a Spaiiin. Mira, por ahí va Yulian: ¡Yuliaaaaaaaaan! VanityFreakNews.
 

sábado, 6 de octubre de 2012

Un chino guapo empieza una huelga de hombre.


          El verano suele ser un período yermo de noticias relevantes, por lo que no es infrecuente que una frikada sea portada de periódicos e incluso abra telediarios. El atribulado verano de 2012  será recordado en España por la abuela de Borja y su ecce homo restaurado (es un decir). Posiblemente en China no tienen constancia de este hecho, pero a la inversa, nosotros hemos conocido estos días una curiosa historia ocurrida en aquel lejano país.

         Una nueva moda hace furor en el litoral chino. Entre los bañistas se está extendiendo de forma masiva la utilización de un dispositivo llamado carakini. Para entendernos, se trata de un trozo de goma que a modo de preservativo, cubre cabeza y cuello del susodicho. Evidentemente, dispone de dos orificios para los ojos, y otro ovalado para la boca, que una cosa es ser gilipollas por ir a la última, y otra morir asfixiado por ser gilipollas. El curioso elemento se fabrica en toda la paleta de colores, e incluso los hay estampados con vistosas formas geométricas.
 
 

         Hasta aquí todo más o menos normal. El problema ha venido cuando un ciudadano de Beijing, ha anunciado en Twitter que mañana comienza una huelga de hombre, y que no la abandonará hasta que pueda ir a la playa sin carakini.

         Gueng Orro, que así se llama el joven amarillo, ha visitado España y ha dado una rueda de prensa televisada del diámetro de un trisky (dado el exiguo número de medios acreditados): “Buenos días. En primer lugar, quiero anunciar que ya no tuiteo. 140 caracteres no me dan ni para saludar. Me he hecho del Facebook, porque ahí no tengo límite, y puedo explayarme a modo. Me llamo Gueng Orro, tengo veinticinco años, soy sesador de garrapatas titulado, y básicamente, estoy muy bueno.  Mi perfil de Facebook es público. Pueden entrar en “Mis fotos”, y ver el álbum “Lo que se han de comer los gusanos, que lo disfruten los tibetanos”. Ahí están las pruebas de que lo que digo es cierto. Con lo difícil que es encontrar un chino guapo, me parece un crimen no dejarme ir a cara descubierta, y presentarme ante ustedes con el carakini puesto.  Durante mi adolescencia veraneábamos en España, y con quince años, fui cuartofinalista del concurso “Más bonito que un San Luis”, en las fiestas de Requena.

         El Gobierno chino defiende el uso del carakini porque supuestamente disminuye la incidencia del cáncer de piel, al evitar la sobreexposición solar. Y los blogueros que marcan tendencias, lo apoyan porque dicen que una piel blanca y sin broncear, es un signo de buen gusto, y un rasgo distintivo de clases sociales privilegiadas. Mentira, todo mentira. Nos quieren engañar como a chinos. Los que mandan en el país son conscientes de lo que hay. Como somos feos, han dicho: Los tapamos a todos y muerto el perro se acabó la rabia. Empiezan con el carakini, y acabarán con el cuerpokini, y si no,  al tiempo.

         Y a mi no me da la gana, así que me pongo en huelga de hombre. Por consiguiente, anuncio de forma solemne, que desde mañana, ni compro el periódico, ni meto mis calcetines usados en la lavadora, ni cumplo con el sacrosanto deber del matrimonio. Lo siento por Sing Ching-Gal, mi hermosa mujer, porque esto le va a suponer una carga de trabajo doméstico brutal. La pobre no tiene la culpa. Con lo macizo que estoy, pues me mira, se pone tonta, yo también  y … nada. Tolerancia cero al sexo. Esta es una medida de presión sincera, no como las huelgas de hambre de los etarras, que al acabar se tienen que poner a plan, porque suelen coger unos kilitos.

         Siempre he sido un bicho raro. En el colegio los niños se reían de mi y el director les dijo a mis padres que me mandaran interno a Miami Beach. Menos mal, porque allí, rodeado de cuerpos esculturales, por fin me sentía uno más. Tardé mucho en volver a mi país porque temía que el Gobierno me raptara, y me llevara a una clínica clandestina para hacerme cirugía desestética, y ponerme feo. Ahora llevo seguridad personal. No me puedo arriesgar a que cualquier loco me asalte y me desfigure el rostro o me pinche un biceps.
 
           Esta es mi vida. He pasado por tantas humillaciones que ya estoy acostumbrado. Soy un luchador y un referente para los guapos del mundo, pero debo asumir esa responsabilidad con naturalidad. Hay que pelear porque la visibilidad de la gente como yo sea cada día mayor. No estoy enfermo, soy una persona normal, que quiere vivir como tal, no confinado en un guetto para que la sociedad esté cómoda. La ignorancia se cura viajando. He recorrido las playas de Malibú, Santa Mónica, Marbella, Ibiza, etc, y nunca he tenido un problema. Lo único que pido a mi Gobierno, es que me indulte como a los toros que se han dejado hacer una gran faena. Y ahora, si tienen preguntas, estaré encantado de contestarlas. Una, por cada medio de comunicación, por favor.”

         A estas alturas de rueda de prensa, sólo queda un profesional en la sala: “Juanfri Lans, para Tele Hinco. Mire, estoy viendo su álbum de fotos en Facebook. Para gustos los colores, pero si me permite, debo decirle que usted es poco agraciado hasta para los estándares chinos, que ya es decir. Vamos caballero, que es usted feo de cojones. Se ha sentado aquí, y lleva vacilándonos media hora. Quítese el carakini que lleva puesto, y que juzgue la audiencia, que es jueza y soberana, y decide lo que le da la gana. Envíen un SMS al 22556 con el texto Gueng craco, o al 22557 con el texto Gueng pibonazo. Entre los participantes sortearemos un lote de productos de playa del chino de mi barrio”.

         Las líneas telefónicas se colapsaron, y el resultado final fue el minuto de oro del día, con cinco millones de espectadores. A partir de aquí, planteamos al nutrido (por lo bien alimentado, que no por lo numeroso) grupo de lectores de Vanity Freak, un final multielección:

1º La opción Gueng craco ganó de forma abrumadora, siendo Gueng Orro confinado al islote Peregil, donde todo lo que hacía era filmado y emitido en directo, convirtiéndose en el reality de más éxito de la historia de Tele Hinco.

2º Los votantes de Gueng pibonazo se impusieron por la mínima. Gueng se presentó a Mister España Inmigrante. Ganó comprando al jurado, y fue contratado como tertuliano de un programa de cotilleos de esta cadena de televisión.

3º Los partidarios del craco y los del pibonazo empataron en número. Y es que … nada es verdad, nada es mentira, todo es del color del cristal conque se mira.

P.D.: Yo me quedo con la tercera opción. ¿Y tú, querido lector?. VanityFreakNews.