domingo, 30 de diciembre de 2012

Dos ancianos planeaban celebrar una macrofiesta de Nochevieja en un minipiso.


         Eufemiano Blanqueado y Eva Ginaseca han sido identificados como los cabecillas de una red mafiosa, que se dedicaba a organizar fiestas clandestinas en casas particulares. Los dos nonagenarios estaban sometidos a vigilancia policial desde hacía meses. Su vivienda, en el madrileño barrio de Pan Bendito, ha sido precintada por orden judicial. La policía científica ha realizado tres ensayos clínicos a doble ciego en la sala de estar del domicilio de los Blanqueado. Los resultados demuestran, con alta probabilidad estadística, que allí pudo haberse celebrado una gran fiesta, entre dos y tres semanas antes de las pruebas periciales.
 
 

El secreto del sumario se ha levantado esta mañana muy temprano, como acostumbra desde hace muchos años. Gracias a ello hemos podido conocer alguno de los detalles más escabrosos de este caso. Eufemiano y Eva se desplazaban diariamente al centro de día del barrio. Desde allí dirigían las operaciones con pulso de cirujano. Habían comenzado su carrera delictiva con actividades menores, como peleas de cucarachas pardas, tiro al celador, strike parchís, y el popular atascabaños, celebrado los primeros viernes de mes, coincidiendo con el día que el centro pone fabada para comer.

La organización tenía en nómina diez matrimonios de ancianos válidos, y una viuda coja. Grababan a los abueletes metiéndose en páginas guarras de internet, y luego los extorsionaban. Bajo amenaza de difundir los videos en la red, las provectas parejas se veían obligadas a dejar libres sus pisos durante los fines de semana, e irse a casa de los hijos.

Los mafiosos eméritos disponían de seis pisos interiores muy luminosos y con muchas posibilidades, cuatro entreplantas con la terraza metida al salón y cierre de aluminio anodizado, y el ático de la coja. Éste último, gozaba de vistas al mar para aquel que tuviera la agudeza visual de un lince, o bien dispusiera de un telescopio profesional. Sólo en ocasiones muy especiales, los Blanqueado utilizaban su vivienda para celebrar las macrofiestas. Habían hecho reforma el verano anterior, y no querían que se estropeara el sintasol del suelo, ese producto infame que campa por sus respetos en el extrarradio madrileño, y que pretendiendo imitar parquet, queda de puta pena.

Fuentes policiales no potables, estiman que desde la tragedia del Madrid Arena en la noche de Halloween, el clan de los Blanqueado había intensificado su actividad, y pretendía hacerse con el control de la noche madrileña. El próximo gran evento era la Nochevieja, y esa cita se había convertido en el objetivo prioritario de los hampones geriátricos.

 Entre los papeles de Eufemiano, la policía encontró un folleto de promociones navideñas del Mercadona. Aparentemente, el documento incautado no tenía trascendencia. Tras un minucioso análisis, el equipo de becarios de élite descubrió una leyenda semioculta por manchas de grasa y restos de mazapán. El cerebro de mente demente había trazado las líneas maestras de su maléfico plan, y cegado por la codicia, había dejado un reguero de pistas tras de sí.

Necesitaba el ático de la coja. Contra todo pronóstico, fue más fácil de lo esperado. La senecta mujer cobraba dos pensiones, la habitual de viudedad y otra de invalidez, por la artrosis galopante que supuestamente padecía. “Es que tengo la enfermedad de los caballos”, decía ella. Un barrio es como un pueblo, y quien más y quien menos, la había visto tirar la muleta y salir corriendo cuando se le escapaba el autobús. Una amenaza velada de denuncia a la inspección médica bastó para que la pseudodiscapacitada cediera desinteresadamente su vivienda. Los cuarenta metros habitables más dos de terraza descubierta, tenían un potencial incalculable para la celebración de eventos multitudinarios.
 
 

Eufemiano ya disponía del local adecuado para celebrar la rave que siempre había soñado. Contrató a DJ Macetero, el primo del pueblo del gran DJ Tiësto, y le pidió que mezclara danzas regionales, con éxitos españoles de siempre como “La Ramona”, “El Porompompero”, “El tractor amarillo”, y “Opá, yo viacé un corrá”.

Había que publicitar la fiesta, pero no tenía un céntimo. Robó en el super un paquete de folios, y los dividió en cuartillas. Tuvo a Eva una noche entera haciendo a mano los anuncios, utilizando la argucia de que ella tenía mejor letra. Y al día siguiente, con la excusa del paseo vespertino habitual “para bajar el azúcar”, la mandó a buzonear, y a poner la propaganda en los limpiaparabrisas de los coches del barrio.

Eufemiano no pisaba la iglesia desde el día de su bautizo, pero sabía como tratar a un cura. Fue a ver a don Nicanor y le contó la milonga de que tenía una vecina pobre y medio ciega. La ilusión de su vida era conocer Alicante, que pasa por ser el paraíso en la tierra para los jubilados madrileños. No tenía dinero para pagarse la operación de cataratas. En la  pública llevaba quince años en lista de espera, porque había rechazado operarse en el Restaurante Niágara. En este local barato de comida rápida no había oftalmólogos, pero como de cataratas algo sabían, Sanidad les había otorgado la concesión, cuando externalizó la cirugía oftalmológica. La batería de la anciana se agotaba y había que actuar con urgencia. Como era de esperar, don Nicanor no aflojó un euro, pero un pequeño donativo de Eufemiano obró el milagro. El sacerdote accedió a incluir en la hoja parroquial publicidad de la “fiesta benéfica para recaudar fondos para la cieguita”, y a hacer mención del evento, en los avisos de misa de doce, todos los domingos.

La experiencia es un grado, y Eufemiano no había dejado ningún detalle al azar. Habría photocall, pero como en el Zoo: Te hacen la foto a la entrada y luego te la venden a la salida. Se aconsejaba acudir a la fiesta meado y cagado, para evitar las molestas colas que se formarían en el acceso al baño multiusos. La barra de la ducha haría las veces de guardarropa, y la bañera y el bidé servirían para hacer esa sangría marca de la casa, a base de vino peleón picado y Casera caducada.

En la entrada estaría el Jeremy, su nieto preferido. Nacido en el Pan Bendito, pero recriado en el poblado de Caño Roto, estaba tan esmirriado que le habían echado del gimnasio donde entrenaba, porque espantaba a los clientes. Era un tío muy chungo, de esos que imponen su ley con una mirada torva. La seguridad del evento estaba garantizada, y Jeremy tenía orden expresa de expulsar a los pijos en cuanto hicieran acto de presencia. Esto no sería un problema, porque la última vez que se avistó un pijo por estos pagos, fue en 1915, cuando Amadeo Cotoner de la Riestra, segundo Conde del Piquillo, se equivocó de ruta y acabó con su velocípedo en el Pan Bendito. En un primer momento, los aborígenes pensaron que era un dios, pero cuando conocieron el percal, actuaron como patriotas panbenditeños. El velocípedo fue debidamente desmontado y convertido en chatarra. Y Amadeo desapareció misteriosamente, como un político corrupto cuando abandona la prisión preventiva. Los cronistas de la  época cuentan que en aquellos días se celebró en la plaza del barrio una gran fiesta popular, donde un extraño animal proveniente de tierras lejanas, fue sazonado, asado y posteriormente degustado.
 
 

Jeremy era estrábico divergente, por lo que tenía un ángulo muerto central, que era su talón de Aquiles como segurata. Lo suplía con un irritante vaivén cefálico continuo, parecido al de Stevie Wonder cuando canta. Le encantaban los animales exóticos, y tenía cuenta abierta con todos los camellos de los aledaños. No obstante, se recomendaba venir drogado de casa, para ganar tiempo. Y ya puestos, se agradecía acudir con los instintos básicos actualizados a fecha treinta y uno de Diciembre. No obstante, en el descampado colindante se había habilitado un prostíbulo de campaña, regentado por Prostitutas sin fronteras, por si surgía alguna emergencia.

La invitación rezaba que la fiesta era de media etiqueta, por lo que Jeremy recibía al público armado con unas tijeras, para proceder al capado sistemático por la mitad, de las etiquetas de la ropa comprada para la ocasión. El cotillón corría a cargo de la organización, y este año para no cometer imprecisiones, se había sustituido el tradicional matasuegras por aerosoles monodosis de cianuro.

El último requisito de entrada era traer una botella de agua de dos litros por invitado. Tras las Campanadas, se pretendía hacer una demostración in situ de que la tarima flotante flota de verdad, si se le añade suficiente cantidad de líquido.

Sólo faltaba una cosa, Eufemiano era republicano pero juancarlista. “Ese hombre santo libró a España de otra dictadura el 23F, así que por mi como si se va a cazar osos polares a Venezuela”. En casa, tenía sobre el televisor las dos cosas que tiene que tener todo español que se precie de serlo: Un retrato de Su Majestad, y otro del Jeremy de uniforme. Esta foto era falsa: El zagal tuvo que posar disfrazado de militar, porque como todo hijo de vecino, se había librado de la mili por “la alergia”. Y entre las dos fotos, una caja de plástico transparente donde el anciano guardaba las piedras que le quitaron de la vesícula en 1975: “Ingresé por urgencias, mire usted, y diez horas me tuvieron en el quirófano. El cirujano le dijo a mi señora que no había visto piedras más grandes desde que estuvo en Stonehenge”.

El problema era que la jodida coja había comprado una televisión con la extra de Navidad: “Ha puesto un magma, una tele de esas escurridas de ahora, que no se tiene encima una foto ni nada. Don Juan Carlos tiene que presidir la fiesta, así que tendré que capturar un fotorrana del Mensaje de Nochebuena, y dejarlo en modo pausa en el televisor, toda la noche”.

Así hubiera transcurrido el fiestón de Eufemiano, pero como en España se toman medidas a golpe de tragedia, no habrá party. Este año no, pero el que viene ya nadie se acordará de las cinco niñas del Madrid Arena. Así, los Blanqueado de turno volverán a hacer lo que siempre han hecho: Actuar al margen de la ley, con el beneplácito de los que dictan las leyes.

Eufemiano asumió que se quedaba sin fiesta, pero sacó fuera su puntito de rebeldía. Por sus cojones, no habría ni saltos de esquí, ni Concierto de Viena, ni la puta Marcha Radetzky. Y sobre todo, la Igartiburu no volvería a dar las uvas, al menos en su televisión. Brindaría con cava (de Requena) por SM el Rey, y vería las Campanadas con Raquel, Amador y el Recio, de “La que se avecina”, entrando en 2013 con alegría sana y verdadera. VanityFreakNews.

 

 

 

 

 

 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Descubierta en un rastrillo benéfico una momia de incalculable valor.


         Cuando bajé del avión tuve un sentimiento de alegría contenida. Volvía a España después de varios años. Regresaba a un país maravilloso, donde me formé como arqueólogo, al lado del profesor Arsuaga.  Mis colegas me habían advertido sobre la degradación social y económica que encontraría en mi retorno.

         Cuando uno factura el equipaje, siempre lo mira con la sensación de que puede pasar mucho tiempo hasta que lo vuelva a ver. De hecho, mientras yo sólo hago trayectos entre América y Europa,  mis pesadas maletas conocen todos los confines del mundo. Por ello, la espera en la cinta mecánica suele ser tensa. Esta vez hubo suerte, y mi flamante Samsonite apareció egregia, como si saludara a Madrid.
 
 

De repente, una nube de niños se abalanzó sobre ella, al grito de “Yo la llevo por una moneda, señor”. Me llamó la atención lo poco abrigados que iban, teniendo en cuenta que el mes de Diciembre ya estaba avanzado. La pobreza es igual en todas partes. Piel cetrina, pelo largo y descuidado, delgadez enfermiza. Había visto esa misma mirada en los meninos da rua de Sao Paulo, en los niños que vagabundean por el malecón de La Habana, y en los chamacos que recorren Ciudad Juárez.

Un vigilante de seguridad los apartó de malas maneras, y los chiquillos huyeron despavoridos. “¿Hay muchos gitanos?”, le pregunté. “¿Gitanos? Ninguno. Se fueron del país hace mucho tiempo. Cuando vives de lo que no quiere otro, y ese otro acaba siendo tan pobre como tu, la cadena se rompe. Estos niños son españoles, hijos y nietos de españoles. Viven en edificios abandonados, y la mayor parte son drogadictos. Sus padres tuvieron que emigrar, sin poder llevarlos consigo. La mayoría se fue a Dubai, donde trabajan de sol a sol por un jornal miserable. Son los esclavos del siglo XXI, aunque ahora levantan rascacielos para los reyes del petróleo, en vez de pirámides para los faraones.

La situación española se hizo insostenible cuando los diez millones de parados dejaron de percibir el subsidio de desempleo, y siguieron sin encontrar trabajo. La producción cayó porque nadie consumía, y no había consumo porque el dinero no circulaba. España suspendió pagos, como previamente habían hecho Grecia, Portugal e Italia. No teníamos capacidad para devolver el dinero del rescate, y Europa no podía realizar la enésima quita de deuda, a otro de sus socios. El país se paralizó y el tejido industrial desapareció en pocos meses. Los especuladores se lanzaron como los buitres a la carroña. Compraron España a precio de saldo”.

“Americanos, ¿Supongo?”. “¿Pero usted está loco?, ¿No lee la prensa? USA está igual que Europa. ¡China, caballero! China se quedó con nuestro país. No me refiero a los pobres diablos que tienen pequeñas tiendas de todo a cien, o restaurantes de comida infame. Hablo de los nuevos magnates que han hecho inmensas fortunas al margen de la ley, de los hombres de negocios de fachada respetable, e interior execrable. Aquí se les conoce popularmente como los gaopines”.

“¿Y para qué me dijo que había venido a Madrid?”. “Organizo un evento en Nochebuena, y es necesario que controle todos los detalles de forma presencial. Además, quería conocer de primera mano, la historia de la momia que ha aparecido en un rastrillo benéfico”.

“Ja, ja, ja, ja, ¿Momia? ¿Usted lee Van&Ty Freak verdad? Pues le han tomado el pelo. Como puede ver, soy vigilante. Pero hasta hace un año, era el responsable de la sección de Sociedad de El Mundo. Conozco bien la intrahistoria de esa noticia.

Todos los años se celebra antes de Navidad el “Rastrillo No Hay Futuro”. Está organizado por las señoras de la alta sociedad madrileña. O más bien por los restos de ella, puesto que la mayoría reside ahora en Brasil, Panamá o Perú. Los ricos han trasladado sus empresas a estos países emergentes, huyendo del desastre económico de la vieja Europa. Es la segunda vez que España coloniza América, pero esta vez los indianos no van para traerse el oro, sino para invertir el poco dinero español que les queda.

Cuca García de la Gandarilla preside el Rastrillo desde hace cinco años. Es el paradigma de la España que fué. Su marido, marqués de Urbina-Casas y conde de Centella, cazaba con el yerno de Franco, y jugaba al tenis con el mismísimo Caudillo. Se había hecho millonario en los sesenta, importando madera de Guinea Ecuatorial. Pero quería más, y en los noventa, quintuplicó su patrimonio como promotor inmobiliario. Cuando la burbuja estalló, lo perdió todo. Abrumado, se voló la cabeza con su escopeta de caza.

Poco tiempo después empezaron a llegar a España los nuevos ricos chinos. Cuca se casó con Ching Pi Ñata, un anciano que cuando vivía en Beijing, ya felicitaba las Navidades al inventor de la Viagra todos los años. Así son los negocios: Ching compró la posición social que no tenía, y ella recuperó el poder económico perdido.
 
 

El Rastrillo siempre me ha parecido una muestra de hipocresía, a imagen y semejanza del Plácido del maestro Berlanga. Es surrealista observar como las señoronas, cargadas de joyas hasta los dientes, se ponen el delantal por un día, y sirven mesas o venden pijadas, con la misma naturalidad que un político miente y roba. Estas mujeres llevan tanta laca en el pelo, que justo encima del recinto, han hecho un boquete en la capa de ozono, de dos kilómetros de largo por tres de ancho. Por eso la NASA ha recomendado cambiar la sede física del “Rastrillo No Hay Futuro” cada diez años.

A ellas les da igual. Van allí a ver y a dejarse ver. Se reencuentran  y rememoran un pasado que siempre fue mejor. Pero como avezadas analistas, no rehúyen comentar la rabiosa actualidad: La INTERPOL busca denodadamente al endocrino de la Esteban, una vez ajusticiado su cirujano plástico, en su escondite compartido con Bin Laden. El pobre Rajoy lleva treinta y cinco años en el cargo, porque si no, ¿A quién pones? La culpa de todo es de Zapatero, que lo dejó todo hecho unos zorros.

 Julio Iglesias, después de tirarse a todo lo que se menea desde el Perito Moreno hasta los Montes Urales, ha descubierto que lo que de verdad le gustan son los hombres, así que vuelta a empezar. ¡Qué pereza! Contador ha sido sancionado a perpetuidad porque se han encontrado muestras de uranio enriquecido en su semen. El ya exciclista, dice que se tomó tan a pecho lo de la central de Fukushima, que desde entonces lo genera su cuerpo. La Preysler se ha vuelto a operar, y por fin ha conseguido parecer la nieta de sus hijas.

Cataluña se ha clasificado otra vez para la Eurocopa con un gol de Iniesta. Hay quien piensa que cuando lo de la independencia, no fue casualidad que tirarán la línea de la frontera un poco más abajo para coger Albacete, y así tener en su selección al genio de Fuentealbilla. Claro que peor fue cuando se independizó el País Vasco. El lehendakari de entonces, Julen Palmao, dijo que no iban a ser ellos menos que los catalanes. Ahora Bilbao llega hasta Ávila, y Vitoria hasta Oslo. ¡Con un par! El año pasado arrancaron de cuajo la pirámide del Louvre y plantaron allí el árbol de Guernica. Un gudari jubilado lo riega todos los días, pero como la plaza por debajo está hueca, el árbol no arraiga y se está secando.
 
 

Zara ha comprado el Palacio Real de Madrid, para poner un outlet de Zara Home. Su Majestad, siempre solidario con su pueblo, sólo patronea el Bribón por el estanque del Parque del Retiro, y visita Botswana únicamente en el Google maps. La real caída de esta semana, ha sido pescando carpas en la Casa de Campo. ¡Qué lejos quedan los elefantes! Tras las campanadas, el primer anuncio del año volverá a ser el de Gillette protagonizado por la Pantoja. Su hijo Kiko, volcado en los estudios, ya se ha graduado en Primaria, “feliz entre chochetes”, como él dice.

Sergio Ramos lleva un mes saliendo con la prima de riesgo italiana, y ha declarado que de lo que lleva catado, es de largo la más guarrilla de la familia, por delante de la francesa. Mourinho ni confirma ni desmiente que se vaya del Madrid a final de temporada. Florentino Pérez ha llenado Valdebebas de piedra de granito traída expresamente de la sierra madrileña, “Para que luego no digan que la mejor cantera es la del Barça”. Además, ha confirmado que pagará mil millones de euros por Makalu, un simpático bebé probeta congoleño de dos meses de edad, porque “Este niño ha sido concebido para jugar en el Real Madrid”. Gallardón, desde su tumba, sigue emperrado en la carrera olímpica. A través de la güija municipal, ha dado orden para que Madrid puje por las Olimpiadas de 2060, con el eslogan: ¡Este siglo, sí!

A Ching Pi Ñata le aburren sobremanera estas conversaciones, porque no conoce a la mitad de los personajes. Así que una tarde, después de comer con su  mujer en el Rastrillo, se quedó reposando en una silla. Pasaba por allí un becario de Egiptología en paro. Vio a Ching con sus ciento quince años a cuestas, dormido como un ceporro, y pensó que era una momia. Le hizo un video con el móvil, y lo colgó en youtube, consiguiendo un millón de visitas, sólo en la primera semana. Le pudo la deformación profesional, pero ni momia ni nada: Como mucho, un carcamal amarillento en modo siesta cochinera, calvo y desdentado, con más arrugas que un saco de ciruelas pasas”.

“Pues sí que ha cambiado España”, le contesté. “No lo sabe usted bien, caballero. Fijese en esos pobres niños a los que he espantado antes. Este año tampoco habrá Navidad para ellos. Ni siquiera un pequeño juguete”. “Yo no puedo arreglar la situación económica del país, ni tengo capacidad para que esos niños se reúnan con sus familias. Pero le aseguro que todos tendrán un regalo, aunque me quede sin dormir toda la Nochebuena”. “¿Entonces, usted es …?”.

“No, no soy él. El jefe no hace trabajo de campo. Está muy mayor y nunca sale de la sede central, en Sanghai. Yo me llamo Clemence Saka, y soy responsable de distribución para España de la Santa Klaus Corporation Inc”. “¿Sanghai? ¿Pero no vivía en Laponia?” “Eso fue hasta que los chinos compraron la empresa y la deslocalizaron. En Laponia no era rentable porque los empleados tenían la mala costumbre de cobrar por su trabajo.

 Recuerde, amigo: Vayan a dormir pronto y dejen los zapatos al pie del árbol. Ho ho ho hoooo, ¡Feliz Navidad!” Vanity Freak News.

 

Van&Ty Freak desea a todos sus lectores, y a los miserables que todavía no lo son, una Feliz Navidad.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El Manifestódromo de Madrid será inaugurado en 2013.

      
       Durante la última semana del mes de Octubre, la villa de Madrid acogió la celebración de ochenta y siete manifestaciones legales. Concretamente, el viernes diecinueve, hubo cuarenta y seis concentraciones, más la de la plantilla del Atleti, que ese fin de semana jugaba en el Calderón.

 

“Luego dicen que los liberados sindicales somos unos vagos, y que no trabajamos”. Quien así habla es Armando Pollos. Comenzó a temprana edad su andadura en la lucha obrera. Con diez años, ya estaba afiliado al sindicato de monaguillos de los Padres Escolapios. “Ser manifestante es una profesión vocacional. Esto no se paga con dinero. Estás siempre a la intemperie, sea invierno o verano. Tienes que soportar un día el frío polar y al mes siguiente, un calor sofocante. Por no hablar de la inestabilidad laboral. Cuando gobierna el PSOE, el volumen de trabajo baja necesariamente. Aunque congelen las pensiones, y bajen el sueldo a los funcionarios, son “los nuestros”, y no vamos a ser tan cainitas como para manifestarnos contra ellos.

 

En cambio, cuando los peperos llegan al poder, entran un montón de pedidos. Este año no he tenido un fin de semana libre, y sólo he disfrutado de dos semanas de vacaciones. Es un trabajo muy estresante. Mire mi agenda de hoy: A las once, una marcha de la Asociación de Tai Chi Taoista de España, para reivindicar que se prohíba el uso de la palabra chinorri, con carácter peyorativo. Luego a las doce, la sentada de la Asociación Igualdad Animal, para pedir que Kiko Rivera pueda concursar en La Voz, con cantantes humanos. Media hora después, la inauguración en la Fnac Callao de la retrospectiva: “El movimiento sindical en tiempos de Felipe II”, una exposición de fotografía digital, que contará con la presencia del autor, convenientemente desembalsamado para la ocasión. Y entremedias, un acto de confraternización con la Unidad de Intervención de la Policía, para que los compañeros más jóvenes vayan conociendo como es una lechera por dentro. Para este evento voy a delegar en mi hijo Armandito, que es el que va a seguir la tradición familiar. Tiene que ir fogueándose, y aprendiendo a linchar maderos y a insultar en público”.

 

Armando Pollos reivindica las bondades del movimiento asambleario y la lucha callejera: “Este tema lo han estudiado hasta en una universidad americana. Las manifestaciones crean riqueza. Son una fuente enorme de colocación temporal, y no me refiero a los porros, sino al empleo. Damos trabajo a los bares, a los barrenderos, a los sanitarios, y a los antidisturbios. Por no decir nuestra repercusión en la gastronomía. Con la inestimable ayuda de la policía, hemos puesto de moda las tortas con sirope, el lechazo al horno, los huevos rotos, y el arroz con leches.”

 

“Desde que ganó el Rajoy, estamos pujantes. Todos los sábados por la noche salimos por la tele, en “El Gran Dewater”. Hasta nos ha recibido el Delegado del Gobierno, don Rubén Gañoso. Nos ha propuesto construir un recinto estable para nuestras concentraciones. Se llamaría Manifestódromo de Madrid, y estaría ubicado en plena naturaleza, fuera del área metropolitana. Dice que lo hace por nuestra salud, y para que mejoremos nuestra calidad de vida. A diferencia de la contaminación ambiental que existe en el Paseo de la Castellana, en Valdebebas se respira aire puro. 
 
 
 
 

 

El excelentísimo señor delegado es un atlético furibundo, y como la ciudad deportiva del Real Madrid se encuentra precisamente en Valdebebas, está encantado con la idea de construir allí el manifestódromo. Nos ha prometido exenciones fiscales si entre manifa y manifa, reventamos los entrenamientos del eterno rival, y nos colamos en las ruedas de prensa de Mourinho para darle un poquito por culo.

 

Quiere que nos traslademos en Diciembre de 2013 coincidiendo con el día de los Santos Inocentes. Tiene un interés especial en que inauguren el recinto los trabajadores de la sanidad pública madrileña. Nadie conoce el porqué de esa obsesión. Extraña mucho, dada la actitud sistemática de las autoridades, que se niegan a negociar con este sector, cuando en otras ocasiones, se sientan a hablar hasta con terroristas. Hay quien dice que Rubén Gañoso  quiso ser sanitario, pero no le dio la nota para entrar en la universidad. ¿Quién sabe?

 

Al principio no estábamos muy convencidos con el cambio. Son muchos años, y le tenemos cariño al centro de Madrid. Hay un componente sentimental muy fuerte, pero los tiempos han cambiado. Se ha perdido el romanticismo. Antes había nobleza. Si le abrías la cabeza a un policía, él te devolvía el golpe, y cuando acababa la mani, te fundías con él en un abrazo, y te ibas de vinos. Ahora eso es impensable, como se te ocurra atizarle a uno, te buscas la ruina.

 

Don Rubén parece un hombre de fiar. Es una persona con la que se puede hablar, y en nuestras conversaciones, siempre ha demostrado un gran conocimiento del movimiento sindical. Está muy sensibilizado con la lucha obrera. Me ha enseñado la maqueta del proyecto, y es impactante. A primera vista, parece el campo de exterminio de Mauthausen, con su chimenea y todo. Será tan alta como las Torres KIO, y se verá desde la sierra madrileña. Al final del circuito por donde discurrirán las manifestaciones, se van a construir unas naves enormes llamadas cámaras, dotadas con tuberías en el techo. Dice el delegado que son duchas comunitarias para mantener la higiene, porque al aglomerarse  tanta gente, acaba oliendo a chotuno. Como a Valdebebas no llega todavía el metro, los manifestantes vamos a disponer de un tren de mercancías que unirá el intercambiador de Plaza de Castilla con el futuro manifestódromo. Lo único malo es que nos pagan sólo el billete de ida. Pero eso lo negocio yo y conseguimos ida y vuelta by the face.
 
 
 
 

 

Rubén Gañoso asegura que Valdebebas será nuestra última morada. Por eso quiere que nos sintamos como en casa, y nunca mejor dicho. A los líderes sindicales, nos ha ofrecido la posibilidad de adquirir un ático, con una rebaja del 70%, sobre el precio original. Por lo visto, después de quedarse él con los mejores, y de repartir el resto con la gente del partido y los amiguetes, todavía queda una montonera de pisos sin vender. El fascista de turno nos llamará corruptos, pero como afirma el Gobierno, se trata de una operación de dinamización del suelo rústico, absolutamente transparente, y dentro de la más estricta legalidad.

 

Además, me pone un coche con chófer rumano nacionalizado, para que no ocupe plaza de extranjero. Ya verás cuando vaya al pueblo en verano, que orgullosa la abuela: ¡Casa y coche, como los futbolistas! Don Rubén es un buenazo. Si acepto el trato, se compromete a dar trabajo a mis otros hijos, en el futuro Euro Vegas. A Jessica Vanessa le hará un contrato en prácticas de bailarina liberal, y a Pedro José, le pagará por horas como matón en un casino.

 

Como en otras coyunturas de progreso, el sector crítico del sindicato se ha opuesto a nuestro ambicioso proyecto. Inés Quirol, líder de los opositores, mantiene que nos están engañando. Y lo dice alguien que militaba en las Juventudes del PP durante la etapa universitaria. Estas pijas son todas iguales, están buenorras, pero no tienen cerebro. Defiende que si nos vamos a trabajar al campo, no habrá cortes de tráfico, ni algaradas callejeras. Por tanto, no saldremos en los medios de comunicación, y en consecuencia, nuestra capacidad coercitiva sobre el político opresor de turno, será inexistente.

 

Pues yo, Armando Pollos, proclamo que la familia sindical está de enhorabuena. Lástima que existan  personajes cortoplacistas como Inés Quirol, carentes de altas miras, y de perspectiva política. El manifestódromo es un ambicioso proyecto de ingeniería civil, que pondrá a Madrid a la cabeza de las grandes capitales europeas como Río de Janeiro, y su famoso sambódromo. ¡Que así sea!” VanityFreakNews.
 
 
 
 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Un político neoliberal externaliza su vida íntima.

        
         Nadie puede discutir que la crisis económica que padecemos es profunda  y generalizada. Pero tampoco parece cuestionable, que algunos la están utilizando como coartada, para realizar impunemente todo tipo de fechorías en el ámbito social. En estas coyunturas, los pobres continúan siendo pobres. Los ricos aumentan aún más su patrimonio. Y las clases medias, como si se tratara del predicamento de Mourinho entre el  madridismo, se diluyen progresivamente, hasta acabar desapareciendo.
 
         Lucas Tidad es un político neoliberal en alza. Lleva tantos años protegido del sol por la alargada sombra de su jefe, que su tez es blanca como una aspirina. Parecía destinado a ser el eterno segundón, pero hete aquí que de buenas a primeras, el número uno dimitió voluntariamente. Paradoja incomprensible, porque unos meses antes, el líder había revalidado su mandato, tras volver a ganar de calle las elecciones. De inmediato surgieron todo tipo de especulaciones. El dimisionario saltó a la palestra y alegó razones personales de mucho peso, como que no podía soportar que año tras año Rodilla siguiera disminuyendo el tamaño de sus sandwiches, o que estaba desolado porque el número de parejas de enamorados que visitan el valle del Jerte en primavera, había descendido exponencialmente durante la última legislatura.

Naturalmente, la opinión pública entendió y asumió los argumentos del maduro prócer, y éste fue objeto de todo tipo de homenajes y parabienes, incluso por parte de sus adversarios políticos. Y es que en la vida, no hay nada mejor que ir con la verdad por delante.
 

Así que después de mucho tiempo siendo el telonero de los Rolling Stones de la política, estos decidieron quedarse en el backstage para siempre. En consecuencia, Lucas Tidad tendría que salir al escenario el solito, con un repertorio de tres singles originales y dos versiones de clásicos, y marcarse un concierto de dos horas ante cien mil seguidores acérrimos. Encima, “los de arriba” le dijeron por el pinganillo que iba a salir sin coro, sin cuerpo de baile, y unplugged, porque con la crisis no había dinero para contratar músicos, ni para pagar la luz.

En estas circunstancias, cualquier otro aspirante se retira y se va al Sálvame Delpús. Con tal de fichar como tertuliano de Jorge Javier, se inventa una bola y confiesa que él se lo montaba con Merkelita, una muñeca de plástico made in Germany. Hubiera sido un escandalazo monumental que la muñeca del político de marras, fuera una teutona de Renania-Westfalia, en vez de una tetona de Alcoy.

Pero Lucas tenía los cojones más grandes que las turbinas del tractor de su tío Celedonio, así que agarró su guitarra española y salió a escena pertrechado como los toreros valientes: Chaleco antibalas, casco homologado, pistola con silenciador, y por supuesto espada. No sin antes asegurarse de que habían afeitado al toro, y lo habían dejado como el culito de un bebé.

Nuestro héroe había actuado en pueblos remotos para un aforo de quince personas y la cabaña animal de la aldea. Había pasado frío y calor a partes iguales. Había sentido el dolor sordo de estómago que origina el ayuno, cuando éste es obligado. Era la oportunidad de su vida, y no la iba a dejar escapar. Además, en el último momento, Mick Jagger le dijo que se pusiera una peluca, y que cantara las mismas canciones que iban a tocar ellos. Nadie se iba a dar cuenta. Eran incondicionales, y estaban todos borrachos, drogados, o las dos cosas. Parece imposible que un tío de mediana edad sustituya a cuatro carcamales, y que la gente que ha pagado religiosamente su entrada, se conforme con el cambiazo sin rechistar. Pero así funciona una sociedad cuando está alienada.

Solamente hubo tensión en el momento de los pises. Desde la gira mundial de 1990, sus satánicas majestades padecían incontinencia. No hablamos de la típica gotita amarillenta en el calzoncillo, sino de escape a chorro. Así que el manager decidió suprimir los bises e implantar los pises. A mitad de concierto, cada miembro de los Stones iba emulando al inolvidablemente olvidado Ramoncín, y relajaba esfínteres en pleno escenario, mientras la muchedumbre enloquecía, y hacía lo propio. Se corrió la voz, y los Stones se pasaron un verano entero actuando en todos los pueblos de Murcia, para subsanar los efectos de la pertinaz sequía.

Lucas Tidad es el prototipo de político remasterizado, y no nos referimos a que haya pasado por el taller quirúrgico. Para eso ya está su segunda mujer, que entra y sale del quirófano, como quien se toma un vaso de agua. Después de graduarse en Derecho en la universidad pública, realizó un par de master en escuelas de negocio privadas para quitarse el nauseabundo olor a proletario, y tunear el curriculum. Lucas expresa fenotipo: Traje liso oscuro, camisa blanca con cuello full cutaway, corbata de seda en un solo color, gemelos de oro, y mocasines negros tassel (los full brogue están prohibidos, porque son un signo inequívoco de sociata venido a más). Reloj de treinta mil euros en adelante, siempre de esfera grande, muy grande. Pelo largo y suelto. La gomina a lo Mario Conde se identifica con la cultura del pelotazo de los noventa, y en el pelotazo actual, es un producto decididamente out.

         El vocabulario político de esta jarfia siempre incluye términos como libre competencia, externalización y privatización. Y a ello se aplicó Lucas con fruición, desde la atalaya que le proporcionaba su nuevo cargo. Se había casado el año anterior con Cuca Lamardo, una pija veinteañera a la que había conocido en un campus de verano, organizado por Nuevas Generaciones. Estaba muy enamorado, pero no podía perder el tiempo en cumplir con el sacrosanto deber del matrimonio.

 La libre competencia no le convencía. No era plan que Cuca se fuera cada día con uno. La mejor solución era externalizar su vida íntima con alguien de confianza. En el partido le recomendaron a Román Dingo, un negrazo superdotado de dos metros de altura, que les hacía trabajos ocasionales, con absoluta discreción. Cuca no entendía nada. Como usuaria, se sentía plenamente satisfecha. ¿Para qué cambiar, si recibía un servicio marital excelente a coste cero? Lucas era consciente de las buenas prestaciones de su maquinaria: Segura y fiable como el primer día, era la envidia de su grupo parlamentario. Estaba en posesión de una tasa de gatillazos muy por debajo de la media de la Unión Europea.

Pero debía ajustarse a un presupuesto recortado, o en poco tiempo los coitos quedarían reducidos a piquitos. Su plan se basaba en el ahorro de tiempo y la contracción del gasto que supondría la contratación del semental negro. No tenía ningún estudio que avalara esta hipótesis, pero mantenía que sólo con lo que se iba a ahorrar en flores y regalitos para mantener viva la llama sexual de Cuca, podría pagar a cinco mandingos tipo OpenCor, abiertos todos los días del año, y siempre dispuestos al mambo, a cambio de un bocata y un refresco.

Estaba convencido de que a Cuca no le importaría el color de la tranca, ni quien le iba a dar mandanga, sino que fuera mandanga de la buena. Muchos le llamaban cornudo, pero él se defendía, diciendo que tan sólo había privatizado la gestión del servicio amatorio, manteniendo la titularidad de Cuca como su legítimo esposo.

         Al principio todo parecía ir bien: Lucas disponía de un montón de dinero remanente, y tenía tiempo libre para gastarlo con los amigos. Pero las cosas fueron cambiando poco a poco: Román se aburguesó, y empezó a exigir que el bocata fuera de ibérico y el refresco de marca. Además se asoció con otros compañeros de profesión, para demandar un sueldo digno, períodos de descanso regulados, dos pagas extraordinarias, recargo por nocturnidad, tasa de festivos, y un plus de productividad en función del cumplimiento de unos estándares de calidad. También pidió una Visa oro para poder agasajar a Cuca como merecía. Y para colmo, Cuca se enamoró de Román, y le pidió el divorcio.
 

         Todavía hoy, Lucas lamenta todo lo que ocurrió en aquellos días de vino y rosas. Se pasó su programa electoral por el forro de sus caprichos. Desoyó los consejos de sus vecinos y amigos. Despreció a la oposición, y ninguneó a muchos de sus votantes cuando le manifestaban su descontento. Suplicó a los Rolling Stones que reaparecieran, y estos aceptaron envanecidos. Él volvería a ser el telonero, y todo sería como en los viejos tiempos. Pero no fue así. La sociedad había aprendido la lección, y los Stones ya sólo interesaban a cuatro nostálgicos. La banda de moda ahora era Milli Vanilli, y siguió siéndolo muchas legislaturas más, aunque se demostró que eran unos impostores, y que no eran ellos quienes cantaban.

 A nuestro expolítico le gustaría poder volver atrás y hacer las cosas de otra manera, pero ya es imposible. Cualquier transeúnte puede verlo vagar por un parque público, los domingos por la mañana: Expulsado del partido, arruinado, vilipendiado socialmente, y lo peor de todo, completamente sólo. Su única compañía es un destartalado discman donde suena una y otra vez el “Satisfaction” de los Stones. VanityFreakNews.





domingo, 2 de diciembre de 2012

La única señora que cocina sin Thermomix donará su cuerpo a la ciencia.

        
          El lector fiel (y lo decimos en singular porque sólo hay uno), recordará aquel post de la M30 y las señoras de mediana edad que salen por las tardes a caminar con una amiga. Este binomio es un ejemplar autóctono de la Península Ibérica, y merece un spin-off en toda regla. Allá vamos:

         Una señora de mediana edad es aquella que oscila entre los cincuenta y los setenta tacos de almanaque. Se casó muy joven. Llevó la casa ella solita, crió cinco hijos como cinco botijos, y cuidó a su suegra hasta que la aparcó en una residencia subvencionada. Además trabajó como una mula fuera de casa, para ayudar a sostener la economía familiar. No suele tener estudios superiores, porque en su época casi ninguna mujer podía estudiar. Los niños, ya en la treintena, se empeñan en que “la mama” no padezca el síndrome del nido vacío, y no desalojan la madriguera ni con la intervención de los GEO.

Para unos, el domicilio paterno es una “Casa-dormitorio”, es decir, sólo paran allí para cenar y dormir, y se pasan el día trabajando por  mil (ahora seiscientos) eurillos. Para otros es un “Casa de citas”, donde fornicar como conejos  con el chorbo/chorba, en cuanto los padres se van al pueblo. También están los de la “Casa El Almendro”, grupo en ascenso formado por recién separados/divorciados. Vuelven a casa por Navidad, pero llega Semana Santa y allí siguen, porque no tienen donde, ni con quien caerse muertos. Y por último, la “Casa de ocio”. Es el colectivo más numeroso, el de los que acabaron de estudiar la carrera, el experto, el master, la segunda carrera, y los cursos del paro. Continúan sin encontrar trabajo porque no lo hay, y mientras tanto se matan a pajas y matan el tiempo entre la Wii y el canal Teledeporte.

         Por si fuera poco, al marido lo han prejubilado en el banco. De buenas a primeras, la señora de mediana edad se encuentra con que hay un señor “en su  casa”, al que prácticamente no conoce. Se parece físicamente al que sale en la foto de su boda, pero el pelo que tenía en la cabeza ahora sólo existe en el pecho, y las carnes prietas de antaño, se han descolgado abdomen abajo, haciendo puenting. De sexo no hablemos, y menos aún practiquemos, porque su machus hispanicus se pasa el día “en su sitio” del sofá, más concentrado en las piernas de Cristiano Ronaldo que en las de su santa esposa. En este contexto, la sequedad vaginal campa por sus respetos, y amenaza seriamente con cerrar en falso lo que en su día fue un vergel, y ahora es un descampado polvoriento.

         Cuando la señora de mediana edad sale diariamente a hacer los recados, puede producirse un fenómeno que los etólogos denominan instinto de supervivencia. Se encuentra por accidente con una vecina a la que hace tiempo que no veía, y se saludan cortésmente. El segundo día charlan diez minutos, y el tercero ya son pareja de hecho. La vecina alcanza el estatus de “mi amiga”, así, sin nombre propio. Que nadie sea malpensado, porque en este tipo de relación prima la asexualidad, y el rollo bollo no está contemplado. Se trata simplemente de tener un puching ball emocional. La señora y su amiga nunca dialogan. Una habla y la otra hace que escucha, y luego al contrario. Nada mejor que practicar esta sana costumbre por las tardes, saliendo a andar por el barrio, pertrechadas con el inevitable chándal, y los zapatos oscuros de tacón bajo, con calcetines blancos.

         Mariví Choraro pertenece a esta estirpe carpetovetónica. Conoció a “su amiga” titular, en la primavera verano de 2008, pero no le llegó ni a las rebajas, porque una fatídica mañana de domingo, murió bajo las ruedas de un Vespino que no había pasado la ITV. Tras quince minutos de luto oficial, Mariví hizo un casting, y se quedó con una sordomuda rellenita que lo único que podía hacer es asentir con la cabeza. Por tanto, y esto es lo más importante, nunca le colocaría su rollo, que dicho sea de paso, no le interesaba una mierda. El monólogo vespertino y andarín, siempre versa sobre los líos de faldas del vecindario. Mariví tiene una página web muy popular, llamada ChichiLeaks. El flujo de rumores es tan alto que tiene que actualizar los contenidos diariamente.
 
 

         Pero Mariví no es una señora de mediana edad como las demás. Pasa por ser la única española que no cocina con Thermomix: “Me han tachado de antigua y de masónica. Me han llamado antipatriótica. Me ha entrevistado en falso directo la Ana Rosa Quintana (que fuera de cámaras me confesó que su criada tampoco la tiene). He recibido anónimos, me han cortado la luz y el agua. Mi vecina Loli me ha manchado las bragas del tendedero con paella de su Thermomix. Ni sé las penurias y los padeceres que llevo pasados, pero me acojo a la quinta enmienda y a mis derechos constitucionales.

A mi me ha gustado siempre mucho la lectura, y como hubiera dicho el gran Jones, no la quiero ni por mis cojones. Mi amiga me la regaló, y casi la tenemos. Como tenía ticket regalo, cambié ese aparato del demonio por rollos de papel higiénico. Me hacían más apaño, porque mi esposo va suelto, y tenemos un presupuesto en higiene íntima.

Luego, mi Juan Jesús me la quiso comprar con sus cinco primeros sueldos de guarda jurado, porque le habían dicho los compañeros que las cocletas salían muy buenas. A él le gustan mucho, vamos, que se las come dobladas. Yo le decía: ¿Juanje, le vas a enseñar tu a tu madre como se hacen las cocletas, que tiene callo en las manos? Aunque esté feo reconocerlo, la verdad es que me salen muy bien. Lo más importante es que haya una buena materia prima, igual que con las personas. Ahí está mi hijo. Sus jefes están tan contentos con él, que no saben dónde ponerlo.

La opinión pública está muy equivocada. No mantengo está actitud irreductible al razonamiento lógico por cabezonería, lo hago por fidelidad y por amor a mi Juan Jesús, mi ojito de derecho, porque en el izquierdo tengo un orzuelo que para qué. Le explico: A mi niño le encantan las cocletas, ya se lo he dicho antes, pero por encima de todo le gustan los mejillones al vapor. En el bar se toma una tapa, pero en casa, de los que yo le hago, se come tres kilos sin sentir, y todavía luego me pide un flan casero largo de nata. Pues bien, le voy a confesar un secreto a voces: Los mejillones salen mucho mejor con la Vaporeta, dónde va a parar. Eso sí que es un invento bueno, y no la Thermomix.
 
 

 De todos modos, yo he donado mi cuerpo a la ciencia, así que cuando me llame El de arriba, que estudien mi cerebro los técnicos y digan quién tenía razón. Y ahora si me disculpa, le dejo que me tengo que ir andar. Como me retrase diez minutos, mi amiga se cisca, y luego está con el morro torcido toda la tarde”. VanityFreakNews.