Cuando
bajé del avión tuve un sentimiento de alegría contenida. Volvía a España
después de varios años. Regresaba a un país maravilloso, donde me formé como
arqueólogo, al lado del profesor Arsuaga.
Mis colegas me habían advertido sobre la degradación social y económica
que encontraría en mi retorno.
Cuando uno factura el equipaje, siempre
lo mira con la sensación de que puede pasar mucho tiempo hasta que lo vuelva a
ver. De hecho, mientras yo sólo hago trayectos entre América y Europa, mis pesadas maletas conocen todos los confines
del mundo. Por ello, la espera en la cinta mecánica suele ser tensa. Esta vez
hubo suerte, y mi flamante Samsonite apareció egregia, como si saludara a
Madrid.
De repente, una nube de niños se abalanzó sobre ella, al
grito de “Yo la llevo por una moneda, señor”. Me llamó la atención lo poco
abrigados que iban, teniendo en cuenta que el mes de Diciembre ya estaba
avanzado. La pobreza es igual en todas partes. Piel cetrina, pelo largo y
descuidado, delgadez enfermiza. Había visto esa misma mirada en los meninos da rua de Sao Paulo, en los
niños que vagabundean por el malecón de La Habana, y en los chamacos que
recorren Ciudad Juárez.
Un vigilante de seguridad los apartó de malas maneras, y los
chiquillos huyeron despavoridos. “¿Hay muchos gitanos?”, le pregunté.
“¿Gitanos? Ninguno. Se fueron del país hace mucho tiempo. Cuando vives de lo
que no quiere otro, y ese otro acaba siendo tan pobre como tu, la cadena se
rompe. Estos niños son españoles, hijos y nietos de españoles. Viven en
edificios abandonados, y la mayor parte son drogadictos. Sus padres tuvieron
que emigrar, sin poder llevarlos consigo. La mayoría se fue a Dubai, donde
trabajan de sol a sol por un jornal miserable. Son los esclavos del siglo XXI,
aunque ahora levantan rascacielos para los reyes del petróleo, en vez de
pirámides para los faraones.
La situación española se hizo insostenible cuando los diez
millones de parados dejaron de percibir el subsidio de desempleo, y siguieron sin
encontrar trabajo. La producción cayó porque nadie consumía, y no había consumo
porque el dinero no circulaba. España suspendió pagos, como previamente habían
hecho Grecia, Portugal e Italia. No teníamos capacidad para devolver el dinero
del rescate, y Europa no podía realizar la enésima quita de deuda, a otro de
sus socios. El país se paralizó y el tejido industrial desapareció en pocos
meses. Los especuladores se lanzaron como los buitres a la carroña. Compraron
España a precio de saldo”.
“Americanos, ¿Supongo?”. “¿Pero usted está loco?, ¿No lee la
prensa? USA está igual que Europa. ¡China, caballero! China se quedó con
nuestro país. No me refiero a los pobres diablos que tienen pequeñas tiendas de
todo a cien, o restaurantes de comida infame. Hablo de los nuevos magnates que
han hecho inmensas fortunas al margen de la ley, de los hombres de negocios de
fachada respetable, e interior execrable. Aquí se les conoce popularmente como
los gaopines”.
“¿Y para qué me dijo que había venido a Madrid?”. “Organizo
un evento en Nochebuena, y es necesario que controle todos los detalles de
forma presencial. Además, quería conocer de primera mano, la historia de la
momia que ha aparecido en un rastrillo benéfico”.
“Ja, ja, ja, ja, ¿Momia? ¿Usted lee Van&Ty Freak verdad?
Pues le han tomado el pelo. Como puede ver, soy vigilante. Pero hasta hace un
año, era el responsable de la sección de Sociedad de El Mundo. Conozco bien la
intrahistoria de esa noticia.
Todos los años se celebra antes de Navidad el “Rastrillo No
Hay Futuro”. Está organizado por las señoras de la alta sociedad madrileña. O más
bien por los restos de ella, puesto que la mayoría reside ahora en Brasil,
Panamá o Perú. Los ricos han trasladado sus empresas a estos países emergentes,
huyendo del desastre económico de la vieja Europa. Es la segunda vez que España
coloniza América, pero esta vez los indianos no van para traerse el oro, sino
para invertir el poco dinero español que les queda.
Cuca García de la Gandarilla preside el Rastrillo desde hace
cinco años. Es el paradigma de la España que fué. Su marido, marqués de
Urbina-Casas y conde de Centella, cazaba con el yerno de Franco, y jugaba al
tenis con el mismísimo Caudillo. Se había hecho millonario en los sesenta,
importando madera de Guinea Ecuatorial. Pero quería más, y en los noventa, quintuplicó
su patrimonio como promotor inmobiliario. Cuando la burbuja estalló, lo perdió
todo. Abrumado, se voló la cabeza con su escopeta de caza.
Poco tiempo después empezaron a llegar a España los nuevos
ricos chinos. Cuca se casó con Ching Pi Ñata, un anciano que cuando vivía en
Beijing, ya felicitaba las Navidades al inventor de la Viagra todos los años.
Así son los negocios: Ching compró la posición social que no tenía, y ella
recuperó el poder económico perdido.
El Rastrillo siempre me ha parecido una muestra de
hipocresía, a imagen y semejanza del Plácido del maestro Berlanga. Es
surrealista observar como las señoronas, cargadas de joyas hasta los dientes,
se ponen el delantal por un día, y sirven mesas o venden pijadas, con la misma naturalidad
que un político miente y roba. Estas mujeres llevan tanta laca en el pelo, que
justo encima del recinto, han hecho un boquete en la capa de ozono, de dos
kilómetros de largo por tres de ancho. Por eso la NASA ha recomendado cambiar
la sede física del “Rastrillo No Hay Futuro” cada diez años.
A ellas les da igual. Van allí a ver y a dejarse ver. Se
reencuentran y rememoran un pasado que
siempre fue mejor. Pero como avezadas analistas, no rehúyen comentar la rabiosa
actualidad: La INTERPOL busca denodadamente al endocrino de la Esteban, una vez
ajusticiado su cirujano plástico, en su escondite compartido con Bin Laden. El
pobre Rajoy lleva treinta y cinco años en el cargo, porque si no, ¿A quién
pones? La culpa de todo es de Zapatero, que lo dejó todo hecho unos zorros.
Julio Iglesias, después
de tirarse a todo lo que se menea desde el Perito Moreno hasta los Montes Urales,
ha descubierto que lo que de verdad le gustan son los hombres, así que vuelta a
empezar. ¡Qué pereza! Contador ha sido sancionado a perpetuidad porque se han
encontrado muestras de uranio enriquecido en su semen. El ya exciclista, dice
que se tomó tan a pecho lo de la central de Fukushima, que desde entonces lo
genera su cuerpo. La Preysler se ha vuelto a operar, y por fin ha conseguido
parecer la nieta de sus hijas.
Cataluña se ha clasificado otra vez para la Eurocopa con un
gol de Iniesta. Hay quien piensa que cuando lo de la independencia, no fue
casualidad que tirarán la línea de la frontera un poco más abajo para coger
Albacete, y así tener en su selección al genio de Fuentealbilla. Claro que peor
fue cuando se independizó el País Vasco. El lehendakari
de entonces, Julen Palmao, dijo que no iban a ser ellos menos que los catalanes.
Ahora Bilbao llega hasta Ávila, y Vitoria hasta Oslo. ¡Con un par! El año
pasado arrancaron de cuajo la pirámide del Louvre y plantaron allí el árbol de
Guernica. Un gudari jubilado lo riega
todos los días, pero como la plaza por debajo está hueca, el árbol no arraiga y
se está secando.
Zara ha comprado el Palacio Real de Madrid, para poner un outlet de Zara Home. Su Majestad,
siempre solidario con su pueblo, sólo patronea el Bribón por el estanque del
Parque del Retiro, y visita Botswana únicamente en el Google maps. La real caída de esta semana, ha sido pescando carpas
en la Casa de Campo. ¡Qué lejos quedan los elefantes! Tras las campanadas, el
primer anuncio del año volverá a ser el de Gillette protagonizado por la
Pantoja. Su hijo Kiko, volcado en los estudios, ya se ha graduado en Primaria,
“feliz entre chochetes”, como él dice.
Sergio Ramos lleva un mes
saliendo con la prima de riesgo italiana, y ha declarado que de lo que lleva
catado, es de largo la más guarrilla de la familia, por delante de la francesa.
Mourinho ni confirma ni desmiente que se vaya del Madrid a final de temporada.
Florentino Pérez ha llenado Valdebebas de piedra de granito traída expresamente
de la sierra madrileña, “Para que luego no digan que la mejor cantera es la del
Barça”. Además, ha confirmado que pagará mil millones de euros por Makalu, un
simpático bebé probeta congoleño de dos meses de edad, porque “Este niño ha
sido concebido para jugar en el Real Madrid”. Gallardón, desde su tumba, sigue
emperrado en la carrera olímpica. A través de la güija municipal, ha dado orden
para que Madrid puje por las Olimpiadas de 2060, con el eslogan: ¡Este siglo,
sí!
A Ching Pi Ñata le aburren sobremanera
estas conversaciones, porque no conoce a la mitad de los personajes. Así que
una tarde, después de comer con su mujer
en el Rastrillo, se quedó reposando en una silla. Pasaba por allí un becario de
Egiptología en paro. Vio a Ching con sus ciento quince años a cuestas, dormido
como un ceporro, y pensó que era una momia. Le hizo un video con el móvil, y lo
colgó en youtube, consiguiendo un
millón de visitas, sólo en la primera semana. Le pudo la deformación
profesional, pero ni momia ni nada: Como mucho, un carcamal amarillento en modo
siesta cochinera, calvo y desdentado, con más arrugas que un saco de ciruelas
pasas”.
“Pues sí que ha cambiado España”, le
contesté. “No lo sabe usted bien, caballero. Fijese en esos pobres niños a los
que he espantado antes. Este año tampoco habrá Navidad para ellos. Ni siquiera
un pequeño juguete”. “Yo no puedo arreglar la situación económica del país, ni
tengo capacidad para que esos niños se reúnan con sus familias. Pero le aseguro
que todos tendrán un regalo, aunque me quede sin dormir toda la Nochebuena”. “¿Entonces,
usted es …?”.
“No, no soy él. El jefe no hace trabajo
de campo. Está muy mayor y nunca sale de la sede central, en Sanghai. Yo me
llamo Clemence Saka, y soy responsable de distribución para España de la Santa
Klaus Corporation Inc”. “¿Sanghai? ¿Pero no vivía en Laponia?” “Eso fue hasta que
los chinos compraron la empresa y la deslocalizaron. En Laponia no era rentable
porque los empleados tenían la mala costumbre de cobrar por su trabajo.
Recuerde,
amigo: Vayan a dormir pronto y dejen los zapatos al pie del árbol. Ho ho ho
hoooo, ¡Feliz Navidad!” Vanity Freak
News.
Van&Ty Freak desea a todos sus
lectores, y a los miserables que todavía no lo son, una Feliz Navidad.
Jajajaja... siempre poniendo la nota de humor al fin de semana. Muy bueno! Feliz Navidad, Pedro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Feliz Navidad, Concepción.
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