El
verano suele ser un período yermo de noticias relevantes, por lo que no es
infrecuente que una frikada sea portada de periódicos e incluso abra
telediarios. El atribulado verano de 2012 será recordado en España por la abuela de
Borja y su ecce homo restaurado (es un decir). Posiblemente en China no tienen
constancia de este hecho, pero a la inversa, nosotros hemos conocido estos días
una curiosa historia ocurrida en aquel lejano país.
Una nueva moda hace furor en el litoral
chino. Entre los bañistas se está extendiendo de forma masiva la utilización de
un dispositivo llamado carakini. Para entendernos, se trata de un trozo de goma
que a modo de preservativo, cubre cabeza y cuello del susodicho. Evidentemente,
dispone de dos orificios para los ojos, y otro ovalado para la boca, que una
cosa es ser gilipollas por ir a la última, y otra morir asfixiado por ser
gilipollas. El curioso elemento se fabrica en toda la paleta de colores, e
incluso los hay estampados con vistosas formas geométricas.
Hasta aquí todo más o menos normal. El
problema ha venido cuando un ciudadano de Beijing, ha anunciado en Twitter que
mañana comienza una huelga de hombre,
y que no la abandonará hasta que pueda ir a la playa sin carakini.
Gueng Orro, que así se llama el joven
amarillo, ha visitado España y ha dado una rueda de prensa televisada del
diámetro de un trisky (dado el exiguo número de medios acreditados): “Buenos
días. En primer lugar, quiero anunciar que ya no tuiteo. 140 caracteres no me
dan ni para saludar. Me he hecho del Facebook, porque ahí no tengo límite, y
puedo explayarme a modo. Me llamo Gueng Orro, tengo veinticinco años, soy
sesador de garrapatas titulado, y básicamente, estoy muy bueno. Mi perfil de Facebook es público. Pueden
entrar en “Mis fotos”, y ver el álbum “Lo que se han de comer los gusanos, que
lo disfruten los tibetanos”. Ahí están las pruebas de que lo que digo es
cierto. Con lo difícil que es encontrar un chino guapo, me parece un crimen no
dejarme ir a cara descubierta, y presentarme ante ustedes con el carakini
puesto. Durante mi adolescencia
veraneábamos en España, y con quince años, fui cuartofinalista del concurso
“Más bonito que un San Luis”, en las fiestas de Requena.
El Gobierno chino defiende el uso del
carakini porque supuestamente disminuye la incidencia del cáncer de piel, al
evitar la sobreexposición solar. Y los blogueros que marcan tendencias, lo
apoyan porque dicen que una piel blanca y sin broncear, es un signo de buen
gusto, y un rasgo distintivo de clases sociales privilegiadas. Mentira, todo
mentira. Nos quieren engañar como a chinos. Los que mandan en el país son
conscientes de lo que hay. Como somos feos, han dicho: Los tapamos a todos y
muerto el perro se acabó la rabia. Empiezan con el carakini, y acabarán con el
cuerpokini, y si no, al tiempo.
Y a mi no me da la gana, así que me
pongo en huelga de hombre. Por
consiguiente, anuncio de forma solemne, que desde mañana, ni compro el
periódico, ni meto mis calcetines usados en la lavadora, ni cumplo con el sacrosanto
deber del matrimonio. Lo siento por Sing Ching-Gal, mi hermosa mujer, porque esto
le va a suponer una carga de trabajo doméstico brutal. La pobre no tiene la
culpa. Con lo macizo que estoy, pues me mira, se pone tonta, yo también y … nada. Tolerancia cero al sexo. Esta es
una medida de presión sincera, no como las huelgas de hambre de los etarras,
que al acabar se tienen que poner a plan, porque suelen coger unos kilitos.
Siempre he sido un bicho raro. En el
colegio los niños se reían de mi y el director les dijo a mis padres que me
mandaran interno a Miami Beach. Menos mal, porque allí, rodeado de cuerpos esculturales,
por fin me sentía uno más. Tardé mucho en volver a mi país porque temía que el
Gobierno me raptara, y me llevara a una clínica clandestina para hacerme
cirugía desestética, y ponerme feo. Ahora llevo seguridad personal. No me puedo
arriesgar a que cualquier loco me asalte y me desfigure el rostro o me pinche
un biceps.
Esta es mi vida. He pasado por tantas humillaciones que ya estoy
acostumbrado. Soy un luchador y un referente para los guapos del mundo, pero
debo asumir esa responsabilidad con naturalidad. Hay que pelear porque la
visibilidad de la gente como yo sea cada día mayor. No estoy enfermo, soy una
persona normal, que quiere vivir como tal, no confinado en un guetto para que
la sociedad esté cómoda. La ignorancia se cura viajando. He recorrido las
playas de Malibú, Santa Mónica, Marbella, Ibiza, etc, y nunca he tenido un
problema. Lo único que pido a mi Gobierno, es que me indulte como a los toros
que se han dejado hacer una gran faena. Y ahora, si tienen preguntas, estaré
encantado de contestarlas. Una, por cada medio de comunicación, por favor.”
A estas alturas de rueda de prensa,
sólo queda un profesional en la sala: “Juanfri Lans, para Tele Hinco. Mire,
estoy viendo su álbum de fotos en Facebook. Para gustos los colores, pero si me
permite, debo decirle que usted es poco agraciado hasta para los estándares
chinos, que ya es decir. Vamos caballero, que es usted feo de cojones. Se ha
sentado aquí, y lleva vacilándonos media hora. Quítese el carakini que lleva
puesto, y que juzgue la audiencia, que es jueza y soberana, y decide lo que le
da la gana. Envíen un SMS al 22556 con el texto Gueng craco, o al 22557 con el
texto Gueng pibonazo. Entre los participantes sortearemos un lote de productos
de playa del chino de mi barrio”.
Las líneas telefónicas se colapsaron, y
el resultado final fue el minuto de oro del día, con cinco millones de
espectadores. A partir de aquí, planteamos al nutrido (por lo bien alimentado,
que no por lo numeroso) grupo de lectores de Vanity Freak, un final
multielección:
1º
La opción Gueng craco ganó de forma abrumadora, siendo Gueng Orro confinado al
islote Peregil, donde todo lo que hacía era filmado y emitido en directo,
convirtiéndose en el reality de más
éxito de la historia de Tele Hinco.
2º
Los votantes de Gueng pibonazo se impusieron por la mínima. Gueng se presentó a
Mister España Inmigrante. Ganó comprando al jurado, y fue contratado como
tertuliano de un programa de cotilleos de esta cadena de televisión.
3º
Los partidarios del craco y los del pibonazo empataron en número. Y es que …
nada es verdad, nada es mentira, todo es del color del cristal conque se mira.
P.D.: Yo me quedo con la tercera opción. ¿Y tú, querido
lector?. VanityFreakNews.
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