domingo, 7 de abril de 2013

Un millar de personas en la celebración del Día del Orgullo.

         Un año más, la localidad madrileña de Beceruelas de Lozoya, ha acogido la celebración del popular Día del Orgullo Pay. La Delegación del Gobierno calcula que el acontecimiento ha reunido  aproximadamente a mil personas, mientras el consistorio municipal, organizador del evento, sostiene que han sido dos millones, tirando a la baja.

         Según el alcalde, Críspulo Tarimas: “La cifra oficial es de 1.999.985 y la posibilidad de error es mínima, porque contamos a los participantes desde el aire, como en la capital. Aquí no tenemos helicóptero, pero Fermín, el de la tía Dominga, se encarama al campanario, y desde allí no se le escapa ni uno. Tiene vista de lince y además, entiende de números porque empezó a hacer un curso de Contabilidad por fascículos, de esos que venden en los quioscos”.

         Al conocer nuestro interés por el origen del Orgullo Pay, el animoso político local se presta a explicarnos los pormenores: “Me alegro de que me haga esa pregunta. Fue por casualidad, como todas las grandes cosas de la vida. Resulta que nos llamaron del “Grand Pis”, aquel programa tan simpático que presentaba Ramón García. Dos pueblos se enfrentaban entre sí, bueno más bien, cuatro mozos y mozas de cada población, que competían en una serie de pruebas físicas y de habilidad, consistentes en ver quien meaba más lejos. Nosotros teníamos muchas posibilidades de conseguir la victoria final, porque íbamos a mandar al Josete, el hijo de Angelina “la Tapona”. No es muy alto, pero tiene un caño de la orina de cincuenta centímetros de largo, en posición de quieto parao. Pero al bueno de Josete no se le ocurrió otra cosa que irse de guarrillas dos días antes del concurso, por lo que el día de la grabación de despertó con la berenjena que parecía una coliflor. Tenía una venérea, una enfermedad de esas de las venas. Mala suerte.
 
 

Nuestro rival era Marinaleda. Allí se presentaron cuatro de sus mejores zagalones, con el alcalde Sánchez Gordillo a la cabeza. Desde el primer momento congeniamos bien. Previamente a la grabación del programa, celebramos la tradicional comida de alcaldes. Gordillo me contó un montón de cosas, como por ejemplo, que era comunista y maoísta. Ahí me ganó, porque para mi no hay cerveza como la Mahou, y si es la Cinco estrellas, ya es que se caga la perrilla.

Cuánto hablaba aquel hombre. No parecía mala gente, pero tenía pinta de estar iluminado. Decía cosas muy raras, y bueno, yo no entendía la mitad, pero asentía a todo. Sufría por él, porque era el primer fin de semana de Julio, y entre las barbazas, y el trapo ese que siempre lleva liado al cuello, sudaba hasta por las cejas. Yo pensaba: Estoy comiendo con el alcalde más mediático de España, se me va a deshidratar y vamos a acabar en un hospital, ingresados de urgencias.

La cosa se torció cuando llegó el momento de pagar. Dijo que se negaba a soltar un euro porque sería ceder ante el capitalismo salvaje, y que el camarero tenía cara de fascista, que comer es una necesidad, y que la tierra para el que la trabaja, etc. ¡Joder! Ahí tienes al tonto de Críspulo pagando la cuenta del Gordillo, que había comido como cuatro españoles hambrientos y había bebido como cinco cosacos alcohólicos.
 
 

Volvíamos al pueblo en el autobús, y yo iba rumiando lo ocurrido. En el fondo, me sentía orgulloso de haber pagado. Detrás de ese filete y de esas patatas fritas, había un montón de gente que había hecho un trabajo, y vivía de un sueldo.  Si yo no pagaba hoy, la cadena se rompería mañana. Ya no habría más filetes, porque si el camarero, el transportista, el mayorista, y el ganadero, no cobraban, evidentemente, dejarían de trabajar.

Así nació el Orgullo, y como quería que fuera internacional, se me ocurrió llamarlo Orgullo Pay, así, en inglés, con dos cojones. Esta edición ha sido la mejor. Aparte de los veraneantes, se han sumado a la marcha gentes de los pueblos de la comarca, e incluso de Madrid. Y hasta ha venido un despistado de Roma, un tal Luca Paganini.
 
 

Un carnaval de luz y de color ha recorrido las principales calles del municipio, al ritmo de la canción oficial, que todos los años es “La bien pagá”, en la inolvidable voz de Miguel de Molina. Contamos con cinco tractores y sus correspondientes remolques. Debidamente tuneados, se han convertido en cinco carrozas, que representan a cada uno de los comercios del pueblo: la cantina del tío Justo, el contramarinos del Aniano, la pescatería de la Julia, la carnecería de los Bolingas, y la panadería del Tinín. Además, este año hemos invitado a Mercadona, que nos ha mandado una carroza elegante, en plan profesional, como las que salen por la tele. Las carrozas van engalanadas con adornos artesanales en ganchillo, y con pancartas caseras con los lemas más variopintos: “Compra y deja comprar”, “A plazos o al contado, pero siempre pagado”, “Sánchez Gordillo retrógrado”.
 
 

Dejamos un momento al alcalde y salimos al encuentro de Luca Paganini, que nos cuenta su experiencia: “El Orgullo Pay es una marcha por la libertad. Somos un colectivo de personas normales. ¿Acaso no sangramos si nos pinchan? ¿Es que no reímos si estamos felices o lloramos cuando estamos tristes? No hacemos esta reunión para diferenciarnos de nadie, no queremos vivir en un gueto. Sólo pretendemos aumentar nuestra visibilidad ante el mundo. Hemos estado escondidos durante muchos siglos, por vergüenza, y por temor a los prejuicios de una sociedad hipócrita y maniquea.

Los armarios están llenos de pagadores, pero no queremos obligar a nadie a que salga de ellos y reconozca públicamente su condición de pagador. Eso es algo que pertenece a la esfera íntima de la persona. Por ejemplo, tenemos vídeos y testimonios de amigos que han visto como gente del entorno de Sánchez Gordillo, paga el pan cuando va a la panadería. Es una muestra de fariseísmo e incoherencia sin precedentes, pero allá cada uno con su conciencia. Incluso existe la leyenda urbana de que el mismísimo Gordillo abona la factura de la conexión de internet que tiene en casa. Yo particularmente no me creo esta historia, porque la maledicencia de la gente no tiene límites.
 
 

Mire a su alrededor. Las carrozas van abarrotadas de pagadores, orgullosos de mostrar su condición, y con ganas de gritarle al mundo: Soy así, y no tengo que pedir perdón por serlo. Fíjese en la multitud que sigue la marcha a pie, o que simplemente la observa. La mayoría no son como nosotros, pero simpatizan con nuestra causa, y simplemente, nos respetan. Viva la compraventa libre”.

El alcalde está exultante: “Esta fiesta popular va a dejar más dinero en el pueblo que si hubiera caído el gordo de Navidad. No vamos a salir de pobres, pero nos va a servir para tapar algunos agujeros. Como no todos los días, un humilde edil tiene la oportunidad de hablar con un medio de comunicación masivo como es Vanity Freak News, voy a hacer otro anuncio: Los mozos y mozas de Beceruelas de Lozoya llevan meses sin ducharse ni bañarse. No es por la sequía. La razón es que vamos a concursar en el “¿Qué apestamos?”. El hedor se extiende por toda la comarca. Ganamos seguro, ya lo verá. El nombre de Beceruelas volverá a estar en lo más alto”. VanityFreakNews.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario