sábado, 20 de abril de 2013

Belén Rueda protagonizará una película dramática.


         La reina de la comedia española ha decidido cambiar de registro, “No quería encasillarme en películas para adolescentes con acné”, y va a participar en una producción dramática por primera vez. El título provisional de la cinta es “Cuando sólo te queda el suicidio”.
 
 

Belén dará vida a Flor de Presiva, una taquillera del Metro de Madrid, con contrato en prácticas, exadicta al chorizo ibérico, y víctima del cirujano plástico de Belén Esteban. “Mi personaje es un bombón, pero no sé cómo va a reaccionar el público al verme en un papel serio”.

Flor padece el síndrome de Okoakapuchi, una extraña enfermedad neurodegenerativa de la que sólo se conocen tres casos en el mundo. El día que se le acaba el contrato, vuelve a casa temprano y se encuentra en la cama a su chico y a su única amiga jugando al “Tú soplas nuca, yo muerdo almohada”. Tras escuchar el clásico: “Cariño, esto no es lo que parece”, abandona entre sollozos el domicilio familiar. Pero la mala fortuna se ceba con Flor. En su huida, rueda escaleras abajo, fracturándose cincuenta y dos vértebras, las tres piernas y los cuatro brazos, amén de una sección completa del ligamento occipitocalcáneo, que viene a hacer más difícil una situación ya de por si complicada.
 
 

Después de tres meses en estado de coma inducido, rodados en tiempo real, Flor despierta un día y sólo recuerda dos cosas: Que España está en la tercera legislatura de Zapatero, esta última ya sin Zapatero, y que una semana antes del accidente, perdió un boleto de lotería premiado, al meter en la lavadora el pantalón donde lo guardaba.

Una película española que se precie de serlo, debe incluir una buena dosis de sexo explícito. “Es que si no, la gente no va al cine”. Para ser sinceros, al público le repele tanto el cine español, como a Rajoy una rueda de prensa, presencial y con preguntas de los periodistas. En el guión inicial de “Cuando sólo te queda el suicidio”, sólo aparecía la secuencia del adulterio, y apenas duraba veinticinco minutos. Los productores obligaron al director a incluir la argucia argumental de los tres meses de coma inducido. Así se daba pie a que Flor tuviera un montón de secuencias sexuales oníricas con un mandingo. Como esto no es Hollywood, a falta de un negrazo real, se recurrió a Kuale, un inmigrante ilegal zaireño, que recolectaba fresas en Lepe. “Está bastante esmirriado y apenas mide un metro setenta, pero si le ves de perfil, es como una letra ele mayúscula tumbada. Va sobrado para el papel. Nos vale”.

Al principio, se pensó para Flor de Presiva en Maribel Verdú, pero la gran actriz rehusó participar en el proyecto: “No me he desnudado nunca, y no lo voy a hacer a estas alturas de mi carrera. Prefiero seguir manteniendo ese aura de misterio que envuelve mi anatomía nunca mostrada en la pantalla”. Belén Rueda aceptó sin reservas: “No tengo problemas si es por exigencia de guión”. Ese tal Guión debe ser un salido de tomo y lomo. Se empeña en despelotar a todo bicho viviente bajo cualquier pretexto, y encima, siempre lo consigue.
 
 

Belén abandona así el género que la encumbró como estrella con tan solo tres títulos. Comedietas intrascendentes, dirigidas a un público juvenil, que sólo busca echarse unas risas, y si se tercia, unas pajillas. Todos recordamos su alegre y dicharachero papel en “Mar adentro”, donde interpretaba a Julia, una abogada que asiste legalmente a un tetrapléjico, cuando éste solicita que alguien le ayude a morir dignamente. La propia letrada desarrolla una extraña enfermedad cerebral, que pocos años después de la muerte de su defendido, acabará por sumirla a ella en el abismo de la demencia. ¡Vaya guasa!

O su rol desternillante y completamente loco en “El orfanato”, donde se pone en la piel de Laura, una joven que regresa al hospicio donde pasó su infancia. Con ella viaja su hijo adoptivo, portador del VIH. Laura causa accidentalmente la muerte del niño, y acaba suicidándose para poder reunirse con él eternamente. El título de la cinta iba a ser “El jolgorio”, pero el director decidió cambiarlo, porque hubiera desvelado la trama de antemano, sin dejar nada a la imaginación.
 
 

Por último, “Los ojos de Julia” otra muestra de humor desaforado y sin pretensiones, para pasar una tarde de verano comiendo palomitas, mientras dejas tu mente de quinceañero en modo standby. Aquí Belén es Julia, una mujer que presiente que algo muy chungo le ha pasado a su hermana gemela. Decide ir a visitar a la pobre cieguita, encontrándola más tiesa que la mojama. La causa aparente es el suicidio. Tras este simpático arranque, Julia intentará desvelar la verdad, y su periplo se torna en un rosario de muertes extrañas que van cerrando un macabro círculo en torno a ella. Para colmo, la protagonista también padece la misma enfermedad degenerativa que tenía su hermana. Comienza a perder visión progresivamente, y acaba la película viendo menos que un pez por el culo.
 
 

Con estos antecedentes en la alta comedia, es lógico que Belén Rueda lleve meses preparando su primer personaje dramático. Según ha podido saber Vanity Freak News, la actriz ve una y otra vez el capítulo de “Verano Azul” donde moría Chanquete, “Porque es imposible no llorar”. Además, escucha sin parar discos de Lana del Rey, esa joven lánguida con aspecto de bacalao en salazón, que tiene menos gracia que una inspección de Hacienda.

Deseamos a Belén toda la suerte del mundo. Primero porque es buena gente y se lo merece. Segundo, porque es una excelente actriz, desaprovechada en subproductos de medio pelo. Estamos convencidos de que el público no le dará la espalda, y no descartamos que incluso llegue a ganar algún Goya. Por eso nos atrevemos a decir: ¡Ya era hora de que a Belén Rueda le dieran un drama! VanityFreakNews.
 
 

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