domingo, 13 de enero de 2013

Aprobada la Ley de libre erección de médico y enfermero.

Esta mañana, el pleno ordinario de la Asamblea de Madrid ha aprobado la Ley de libre erección de médico y de enfermero. La sesión ha transcurrido sin incidencias, y la flamante norma ha salido adelante con los votos favorables de todas las fuerza políticas.

El Excelentísimo señor don Jaime Lasopla, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, no ha podido disimular su satisfacción a la salida del plenario: “Hoy es un día importante para los madrileños. Estamos ante un nuevo amanecer. Atrás quedan meses de conflictos, disensiones y desencuentros con los trabajadores sanitarios. Hemos legislado en respuesta a sus demandas, libremente expresadas en las negociaciones colaterales que no hemos mantenido, y en las reuniones conjuntas no celebradas durante este tiempo. Esta consejería trabaja por y para los profesionales de la salud. Esta ley supone la continuación natural de un camino que iniciamos cuando los ciudadanos de Madrid acudieron a las urnas, y renovaron su confianza en este proyecto.

Para nosotros la sanidad pública siempre ha sido como los Reyes Magos: Todos decimos que creemos en ella, pero sabemos positivamente que no existe. Sobre todo ahora, que la hemos fragmentado y repartido entre nuestro núcleo de influencia de amigos, amigotes, amigazos y amigachos.




Durante este período se han dicho muchas mentiras. Se nos culpó de vender la sanidad, y los hechos han demostrado que esa acusación era falsa de toda falsedad. Vender es dar algo a cambio de percibir un dinero. Nosotros lo que hemos hecho es ceder la explotación de un producto a un actor externo, previo pago de un canon. Es lo que llamo la teoría del restaurante: Yo tengo un negocio, y estoy cansado de trabajar en él. Así que lo alquilo a un tercero. Le traspaso un local nuevo perfectamente equipado y con la clientela hecha. Y le pago un canon anual por cada cliente potencial, con independencia de que el público vaya a comer allí o no. Para el alquilado es un negocio estupendo. Y para mí también porque me ahorro trabajo. Además, yo no me gasto un euro. El dinero lo pone mi padre, que es el verdadero dueño del restaurante.

Dijimos desde el principio que los centros sanitarios mantendrían la titularidad púbica, y así ha sido, porque se los hemos dado a quien nos ha salido de los cojones. Faltaría más. Eso es lo que nos pidieron nuestros votantes, y así lo hemos hecho. Estamos convencidos de que quien gobierna de espaldas a su electorado, acaba pagándolo más temprano que tarde.

Defendimos un modelo de digestión privada, similar al que lleva varios años funcionando en Cataluña, y lo hemos implantado. Las empresas adjudicatarias se lo guisan y se lo comen a imagen y semejanza de lo que ocurre en Barcelona, aunque allí la digestión es más pesada, porque toman butifarra hasta para desayunar. Por eso todos los años tienen que pedir al estado una partida económica suplementaria, para favorecer el tránsito intestinal.

Conste que yo a los médicos y a los enfermeros no les daba ni agua estancada, porque son unos vagos, y sobran la mitad. Pero mis mil quinientos cincuenta y nueve asesores me ablandaron y me hicieron ver que quizá habíamos sido demasiado severos con ellos. Les bajamos dos veces el sueldo, y no protestaron. Les subimos el IRPF, y no dijeron ni mu. Les aumentamos media hora diaria la jornada laboral, y no abrieron la boca. Suprimimos las peonadas, y nos inventamos la prolongación de jornada, que es igual que una peonada pero gratis. ¿Se plantaron? En absoluto. Continuaron trabajando sin rechistar. Les redujimos los días de libre disposición anuales a la mitad, y tampoco alzaron la voz. Profanamos las tumbas de sus muertos, raptamos a sus hijas y violamos a sus madres. ¿Ocurrió algo gordo? Nada. Sólo protestó un médico (prejubilado por patología psiquiátrica), que escribió una carta al Defensor del Pueblo. Mire usted, estos sanitarios son unos pringados, y no hay quien los entienda.




Cuando tenían motivos para reivindicar no lo hicieron, y ahora, por la tontería esta de la externalización, se echan en masa a la calle, y montan una huelga indefinida salvaje. Por los datos que obran en nuestro poder, ha tenido un seguimiento absolutamente minoritario. No obstante, tenemos la obligación de denunciar que ha colapsado el sistema, y ha mantenido a los pacientes como rehenes de una protesta injustificada. Ha originado la suspensión de treinta mil consultas y seis mil operaciones quirúrgicas. Esto lo tienen que saber los ciudadanos.

Gracias a la Ley de libre erección de médico y de enfermero, casos lamentables como el del doctor Patrañas no volverán a producirse. Todos recordarán que este prestigioso médico sufrió el año pasado un infarto en pleno acto de servicio. Tuvimos que edulcorar la historia, porque la realidad fue otra: El facultativo padeció un evento cardiovascular agudo mientras realizaba el acto en un servicio, de señoras para más señas. A partir de hoy, echar un pinchito durante las guardias, como acostumbra a hacer gran parte del colectivo médico, no constituirá motivo de sanción. Lo que hasta ahora se consideraba una indecencia, pasará a ser una incidencia.

El gatillazo si lo hubiere, será contemplado como enfermedad laboral. Teniendo en cuenta todo lo que hemos puteado a esta gente, es incomprensible que les queden fuerzas para ponerse palotes. Pero el vicio es el vicio, y al fin y al cabo, esta es una de las pocas cosas que todavía son gratis. Por poco tiempo, porque ya estamos trabajando en la forma de gravar impositivamente el vigor sexual de los facultativos y de los enfermeros.

Esta ley está radicada en el ideario liberal que este gobierno tiene en su ADN. Si dejar empalmarse a los trabajadores en horario laboral no es liberal, que baje el dios Príapo y lo vea. Pero que tampoco se llame nadie a engaño. Los sanitarios han demostrado que apechugan con todo, así que en 2013 el proctocolo de actuación sigue siendo el mismo: Les vamos a continuar dando por el culo como en 2012 más un 21% de IVA.

Tenemos el reto de mantener un sistema sanitario excedente, con quinientos millones de euros menos, que en los presupuestos autonómicos del año anterior. La sanidad no se vende, se regala. Va a seguir siendo púbica y anoversal, pero para mantenerla necesitamos hacer ajustes: Que el abuelo no oye, nada de sonotones, se eleva la voz y punto. En España siempre hemos hablado a gritos y nunca ha pasado nada. Que la abuela tiene cataratas, pues paciencia y conformidad. Una operación a sus años siempre es peligrosa. Y total, para lo que hay que ver.

Que un señor quiere hacerse la vasectomía: Castración física y muerto el perro se acabó la rabia. Hemos externalizado esta prestación, y todo madrileño que opte libremente por esta novedosa técnica microinvasiva (o macroinvasiva si el ciudadano en cuestión, es pollón), viajará a los EEUU para ponerse en manos de Lorena Bobbitt, autoridad mundial en la materia. Que la señora del señor castrado no se fía del resultado y quiere ligarse las trompas por si las moscas, ni cirugía ni leches. Paco Font Anero, el inmigrante ilegal que lleva el mantenimiento de la consejería, le sella con silicona la puerta de entrada, y la paciente puede vivir su sexualidad con tranquilidad de por vida.




Estos cambios son inevitables si queremos mantener la sanidad madrileña en la vanguardia del Tercer Mundo. La Ley de libre erección de médico y enfermero dinamizará las relaciones de estos profesionales con el resto de integrantes del equipo multidisciplinar, y aumentará los índices de satisfacción de los sanitarios.

Algún aguafiestas desinformado y maledicente, reo del discurso rancio y ultramontano de la izquierda radical, ha puesto trabas a esta ley. Dicen que teniendo en cuenta que actualmente el 75% de los médicos, y el 85% de los enfermeros, son de sexo femenino, la Ley de libre erección es sexista y va a beneficiar sólo a una minoría. No te jode, pues que las sanitarias se operen y se cambien de sexo. Si lo quieren gratis que se vayan a Málaga. En Andalucía, la Consejería de Sanidad incluye esta cirugía en su cartera de servicios. Y si las susodichas prefieren que la intervención sea en Madrid, pueden elegir entre cualquiera de los centros que Carnicerías Servando tiene repartidos por los principales mercados de la comunidad. Carniceros desde 1936 y exportadores de rabo de toro autóctono, son proveedores de la Casa Real, y patrocinadores de Madrid Olímpico 2052. Fieles a su lema, “En Carnicerías Servando, el cliente entra a pie y sale andando”, las sanitarias madrileñas recibirán un trato especial. El importe de la operación se deducirá íntegramente de la paga extra de Navidad que ya no cobran, porque también se la hemos quitado.

Y ahora me van a permitir acabar esta breve comparecencia, en la que no pienso aceptar preguntas, encomendándome a San Itario, y deseándoles a ustedes Feliz año. Digan conmigo: ¡Viva el Rey, y viva Esssspaña!” VanityFreakNews.

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