domingo, 22 de junio de 2014

Letizia es nombre de reina.


Otro duro día comenzaba en la vida de Pocholo el feo. Así era conocido, en los círculos de la alta sociedad española, Cristóbal Álvarez de Urquiola y Fontecha, decimoquinto conde de la Gandarilla, octavo marqués del Viso, y dos veces Grande de España, pese a sus escasos ciento setenta centímetros de estatura recién duchado. El apelativo despectivo servía para diferenciarlo del otro Pocholo, Cristóbal Martínez-Bordiú, el aristócrata friki popular por su vida disipada, y por sus apariciones televisivas siempre desaforadas.
 
A través de la ventana se podía contemplar la hierba perfectamente cortada del campo de golf. Un pequeño grupo de pájaros exóticos bebía en el lago artificial situado junto al hoyo siete. Sus trinos armoniosos dibujaban en el aire las notas de la Primavera de Vivaldi. Los árboles, mecidos por el viento, se cimbreaban acompasadamente, recobrando la verticalidad justo cuando parecían querer tumbarse a descansar sobre el césped. Al atravesar su frondoso ramaje, la luz solar formaba sombras tan inverosímiles, que por momentos cobraban vida como si fueran criaturas de fábula.
 
 
Foto tomada de www.rfegolf.es
 
 
Como habrá adivinado el avispado lector/a, esta estampa idílica no pertenece a San Blas o a Pan Bendito, ni tan siquiera a la Cañada Real Galiana. En esos pagos, la naturaleza es mucho más mundana. La única hierba existente es la que se fuman los desheredados de la vida. Casca un sol de cojones y hasta donde deja ver la polución, no hay un puto árbol en el horizonte. Los gorriones, vestidos con plumaje de color asfalto, picotean cagarrutas secas de perro, que cual minas antipersona, se disponen aleatoriamente sobre las aceras. Si el viandante se para dos minutos en una esquina, le robarán la cartera, le harán un graffitti en el careto, o incluso las dos cosas a la vez.
 
Pocholo no había estado nunca en el extrarradio. Para ser honestos, ni siquiera tenía noticia de su existencia. La única posibilidad de visitarlo era perderse por accidente, como les ocurría a los protagonistas de "La hoguera de las vanidades" en el Bronx neoyorkino. Él saludaba al nuevo día desde su mesa del Real Club Puerta de Hierro de Madrid. Punto de encuentro de lo más granado de la sociedad madrileña, bastión inexpugnable del pijerío capitalino, donde la gente bien nace, crece, se reproduce y muere de forma endogámica. Es un núcleo cerrado donde no se acepta la entrada de extraños. Pocholo todavía recuerda cuando el Presidente Suárez, años después de abandonar la política,  y ya convertido en Duque de Suárez, se hizo socio y empezó a frecuentar las instalaciones. Era considerado un advenedizo.  Allí, seres de apellidos largos como ristras de ajos, compiten entre sí por ser los dioses más importantes del Olimpo patrio. Los metros de eslora de los yates que tienen atracados en Puerto Portals o en Puerto Banús determinan el poder económico de sus propietarios. Y los títulos nobiliarios establecen el prestigio social de las familias que los poseen.
 
Como cada mañana desde que alcanzaba su memoria, Mauro le había traído a la mesa un zumo de naranja natural y una tosta de pan recién horneado. Sobre un lecho de aceite de oliva virgen, descansaban finas lascas de jamón de bellota cuidadosamente cortadas. Nada mejor que un buen desayuno para afrontar con garantías una dura jornada de trabajo.
 
 
Foto tomada de www.elpaís.com
 
 
La crisis económica asolaba el país de norte a sur, dejando un rastro de miseria que costaría varias generaciones erradicar. La nobleza no era ajena a esta situación. Las familias de alta alcurnia habían visto reducidas sus fuentes de ingresos exponencialmente, al tener que cerrar muchas de las empresas que sus padres y abuelos fundaron en épocas de bonanza. Mantener el patrimonio era muy caro. La conservación de los suntuosos palacios, el cuidado del parque móvil, la organización de fiestas, las nóminas del servicio, etc suponían varios miles de euros a la semana. Ninguna familia quería reconocer que lo estaba pasando mal. Disimulaban como podían, y buscaban nuevas formas de financiación.
 
Ante esta situación, Pocholo se había visto en la obligación de abrir al público el palacio de Benamejí. El dinero generado por las visitas no cubría los gastos corrientes, pero suponía una ayuda importante. El morbo de ver la cama donde Felipe II se reunía con su favorita para dirimir a calzón quitado cuestiones de estado, la curiosidad de visitar la sala donde murió asesinado el Condestable de Castilla, mientras le limpiaba el sable la persona inadecuada, u observar la colección de armaduras de los Castro de Urquiola, suponían reclamos turísticos de primer orden para los españoles de la Generación WhatsApp. Allí, los palurdos celtibéricos de nuevo cuño, descubrían que más allá de Juego de Tronos y El señor de los anillos, existió una época donde España era la primera potencia internacional, el epicentro de un imperio donde nunca se ponía el Sol. Y que más allá de corinas y botsuanas, el puterío ha acompañado a las casas reinantes desde la noche de los tiempos.
 
 
Foto tomada de www.semana.es
 
 
Este parque temático de la españolidad más rancia conservaba el esplendor de antaño. Visitarlo era viajar por nuestra historia. Y precisamente la de hoy era una mañana histórica. A muchos kilómetros de allí, Pocholo el feo degustaba su desayuno. Había abandonado su habitual look casual chic, en beneficio de un sobrio chaqué. No todos los días se tiene el privilegio de asistir como invitado a la proclamación de un rey de España. Su Majestad y Pocholo eran amigos desde la infancia. Estudiaron en Santa María de los Rosales, y compartieron internado en Canadá siendo ya adolescentes. Después se separaron durante la etapa de formación militar del príncipe heredero, aunque nunca perdieron el contacto: reuniones en casa de amigos comunes, cacerías en la finca de tal o cual nuevo rico con ansias de arrimarse a la Corona para adquirir estatus, viajes privados al extranjero, el palco de Roland Garros, el del Madison Square Garden, etc.
 
Pocholo conocía bien a Su Majestad, y no lo envidiaba: “Desde pequeño, Pipe siempre fue consciente de quién era, y lo que le esperaba en la vida. Pronto supo que su margen de maniobra era reducido y su capacidad de decisión inexistente. Durante la infancia, las imposiciones se sobrellevan con naturalidad, porque al fin y al cabo, cualquier niño vive supeditado a la autoridad paterna. El problema viene cuando te haces mayor, y encuentras el amor en la hija de un aristócrata, amiga desde la adolescencia. Tus padres, que llevan vidas separadas desde hace años, aunque de puertas afuera sean un matrimonio normal, te dicen que esa relación no es posible, porque los padres de ella están divorciados. Tú tienes que escoger entre el amor y ser rey. Eliges lo segundo.
 
Te vuelves a enamorar, esta vez de una noruega caballuna, aspirante a modelo. Eres consciente de que la cosa tiene menos futuro que Casillas en el Madrid, pero te la llevas de acompañante a una boda real. Tus padres te vuelven a decir que te olvides de esa historia. Esta vez la excusa es que es plebeya. Eliges de nuevo ser rey, antes que amar y ser amado.
 
 
Foto tomada de www.elsalvador.com
 
 
El tiempo pasa, y la presión sobre ti aumenta, porque la misión de un príncipe heredero es casarse y traer al mundo más príncipes herederos. Un día conoces a una bella periodista, nieta de taxista, hija de padres divorciados, y divorciada ella misma. Os enamoráis, y como en la canción de Luis Miguel, le dices: “O tú o ninguna”. Ya sabes lo que te van a decir tus padres, porque has visto la película mil veces, así que les cuentas que tu hermana mayor se ha casado con un tío que no ha acabado ni la carrera, y la pequeña con un jugador de balonmano que todavía no la ha empezado. Y porque no eres futurólogo y no sabes lo que uno y otro harán con el paso de los años, que si no empiezas a hablar y no paras.
 
Vuelves a elegir ser rey, pero esta vez, como Julia Roberts en “Pretty woman”, quieres el sueño completo, y te llevas también a la chica, a pesar del monumental mosqueo paterno. Os casáis, y seguís soportando todas las leyendas urbanas que se difunden sobre ella. La partida de nacimiento demuestra que no estaba en Dallas el día que asesinaron a JFK, y la Wikipedia confirma que a Manolete lo mató Islero. La mujer que médicamente no podría tener hijos, concibe dos infantas de España.
 
La rumorología sigue siendo una ciencia puntera en nuestro país, y de las pocas en que se invierte en I + D. Todos tenemos un vecino que tiene un primo que tiene un amigo que se encontró contigo y con la noruega caballuna en un hotel del norte de Europa el verano pasado. El runrún de desavenencias en vuestra pareja cada vez suena de forma más insistente, y hasta Zarzuela le da pábulo.
 
Y en estas, tu padre, anciano y enfermo, decide abdicar la Corona, y retirarse a vivir lo que le queda, en soledad, acompañado, o como Dios le dé a entender. Ha llegado tu momento Pipe, perdón, ha llegado su momento, Señor. Ya es Felipe VI, Rey de una España, excatólica, exmonárquica, expolítica, excampeona del mundo, y camino de ser Expaña.
 
 
Foto tomada de www.eldia.com.ar
 
 
La Corona pesa mucho como para poder soportarla una sola cabeza. Para desempeñar esta empresa compartida, cuenta con la mujer que eligió libremente (esta vez sí). La Leti ya no existe, porque ahora Letizia es nombre de reina. Tienen todo en contra para que la monarquía perdure, y esa princesa de anuncio, se convierta algún día en la Reina Leonor.  Pero los partidos duran noventa minutos, y la remontada es posible cuando se juega con humildad, espíritu de sacrificio, coraje y ambición. ¡Larga vida al Rey y la Reina! Que Iberdrola los ilumine, y que les de la buena energía que no le ha dado a La Roja en el Mundial de Brasil”. VanityFreakNews.

domingo, 15 de junio de 2014

Cuando La Roja nos hizo felices.


Como cada sábado desde hace casi tres años, ayer me levanté pronto para escribir el post semanal de este modesto blog, cuyo único propósito es el de pasar un buen rato haciéndolo y luego compartiéndolo con quien tenga a bien acercarse a él.
Estaba tan hundido que no me salía nada, ni malo, ni peor, ni mediopensionista. La razón no era otra que la derrota de España por 1 a 5 contra Holanda en el primer partido del Mundial de Brasil. Soy madridista hasta la médula, pero cuando pierde mi Madrid lo sobrellevo con tranquilidad. Otra cosa es La Roja, el equipo que representa a España. Amo a mi nación por encima de todas las cosas. Me siento español y estoy orgulloso de pertenecer a uno de los países más importantes del mundo. Vaya tontería dirán algún@s. Qué inmaduro, pensarán otr@s. E incluso, qué pedazo de gilipollas está hecho el del Vanity Freak.
 
 Foto tomada de www.hoyenfutbol.com
 

Sí, ya sé que no parece razonable deprimirse por un resultado adverso en una competición de fútbol, teniendo seis millones de parados, una deuda económica que supone el 96% del  producto interior bruto, un régimen podrido por la corrupción de la clase política, y la amenaza firme de independizarse de una parte importante del país.

Pero el deporte en general, y el fútbol en particular es un elemento importante en la vida de las personas y de los pueblos. Un éxito deportivo hace más por la cohesión territorial, que cien discursos políticos. Muchos opinarán que es el opio del pueblo, el famoso “Pan y circo”. Que cada uno piense lo que quiera, y que nos dejen penar una derrota que supone el principio del fin del ciclo deportivo más largo y glorioso de la historia del fútbol español.

Porque esto se ha terminado, amig@s. Se equivocan Xabi Alonso y Sergio Ramos (y lo saben) cuando manifiestan: “Es una locura hablar de fin de ciclo”. Hierran (y no se quieren convencer) los que proclaman: “También se perdió el primer partido en Sudáfrica y luego fuimos campeones”.
 
 
Foto tomada de www.rasdehierba.com
 

La victoria tiene muchos padres, y la derrota siempre es huérfana.  Desde casa es muy fácil encontrar culpables: Iker Casillas, Piqué, Ramos, Del Bosque. Muchos nos enfadamos el día que el marqués dio la lista definitiva para el Mundial. No entendimos la arbitrariedad y la falta de criterio, con la que había sido confeccionada.

Y muchos nos enfadamos aún más cuando oímos en boca del entrenador: “Hay 16 jugadores de los 23 de Sudáfrica, porque no tenía fuerza moral para dejar fuera a algunos”. ¿Fuerza moral? Don Vicente a lo mejor piensa que un Mundial es un viaje de incentivo, como los de las empresas para premiar a sus trabajadores por los servicios prestados. A la selección deben acudir los mejores y los jugadores más en forma … en el momento actual. En la primera parte de la temporada, Diego Costa era el mejor nueve de Europa, pero en el último tramo ha ido de lesión en lesión, y su rendimiento ha disminuido exponencialmente. Mientras tanto, el olvidado Llorente ha ido de menos a más en una liga tan difícil como la italiana, y ha acabado siendo decisivo en la Juventus. Javi Martínez ha hecho un temporadón en el Bayern, y ahora es suplente del gran Piqué, a día de hoy, un jugador renqueante. El mejor tándem de mediocampistas del continente durante toda la temporada ha sido Koke-Gabi. El primero va de suplente de un Busquets que no he tenido su mejor año. El segundo ni siquiera ha viajado. Carvajal, el lateral derecho más en forma del fútbol español está disfrutando de una merecidas vacaciones, porque al parecer no reúne méritos ni para ser suplente de ¿Azpilicueta? Sin embargo, Casillas, segundo portero del Real Madrid desde hace año y medio, sigue siendo titular indiscutible para el seleccionador.
 
 
Foto tomada de www.elgoldigital.com
 

Sigo diciendo que desde el sillón de casa todo se ve muy fácil, pero esto se veía venir. La columna vertebral del Barça glorioso de Guardiola lo fue también de la selección nacional. Y el Barça este año no ha carburado como los anteriores, por lo que resultaba sencillo deducir el futuro que nos esperaría en Brasil.

Por eso hoy cuando me he levantado he pensado: “¡Pero qué coño!”. Da igual que perdamos ante Chile el próximo miércoles, y nos eliminen a las primeras de cambio. Hemos tenido la suerte de vivir una etapa gloriosa. Todo se acaba y lo bueno suele durar muy poco. En cuatro años hemos ganado dos Eurocopas y una Copa del Mundo, algo que no había conseguido nadie hasta ahora.  Hemos dominado el fútbol mundial y lo hemos hecho con un estilo de juego que ha dejado impronta. Atrás quedaron la furia, el patadón y los balones a la olla, para dar paso al famoso tiki-taka, y al falso nueve. Una generación irrepetible de jugones maravillosos: técnicos como brasileños, pragmáticos como argentinos, trabajadores como alemanes y descarados como croatas.

El no gol de Cardeñosa, el gol fantasma de Michel, el autogol de Zubizarreta, el penalti fallado por Eloy, el errado por Raúl, la torpeza eterna de Julio Salinas, el arbitraje contra Corea, etc. pertenecen a la infancia y adolescencia de los que ya hemos cumplido los cuarenta. Un pasado que se antoja remoto, un tiempo de desilusión y de frustración en el que nunca pasábamos de cuartos de final. Jugábamos como nunca y perdíamos como siempre.
 
 
Foto tomada de www.dentrotele.com
 

Por eso quiero dar las gracias a Fernando Torres, por aquella carrera de galgo culminada con un magistral remate cruzado que nos dió la Eurocopa de 2008 contra la todopoderosa Alemania. Y a Iniesta de mi vida, por aquel gol solitario y postrero que valió la Copa del Mundo de 2010, nuestro mayor éxito internacional. Y a todos los finalistas de la Eurocopa de 2012, aquellos que ganaron a Italia, en el que posiblemente ha sido el mejor partido de fútbol jugado nunca por España.

Gracias a Josep Guardiola, independentista catalán que  creó el mejor Barça de la historia con jugadores españoles, y por tanto seleccionables. Gracias a Vicente, marqués del Bosque, que heredó una fortuna y supo administrarla, al menos durante algún tiempo. Y sobre todo gracias a Don Luis Aragonés, el padre del invento. Supo adaptar el sistema a los jugadores, y no al contrario, como es norma habitual en los entrenadores. El sabio de Hortaleza no tenía título nobiliario, pero vivió y murió Grande de España, porque la nobleza de un hombre no viene dada por su cuna, sino por sus obras. 
 
 
Foto tomada de www.cadenaser.com
 

Gracias a todos los jugadores campeones, por habernos hecho felices.  Retiraos de la selección con honores, tened una larga y provechosa vida fuera del fútbol. Dentro de muchos años, cuando seais viejos, id y contadles a vuestros nietos lo que un día hicísteis. Yo se lo contaré a los míos, y entonces como ahora, volveré a emocionarme. ¡Viva España! Vanity Freak News.

domingo, 8 de junio de 2014

¿Es Jordi Hurtado un dead walking?


La humanidad sigue sin resolver misterios cuyo origen se remonta a la noche de los tiempos: La desaparición de los dinosaurios, el Triángulo de las Bermudas, la Atlántida, el Yeti, el monstruo del Lago Ness, la titularidad de Khedira en la final de la Champions, la identidad del estilista de Falete, y sobre todo, la edad biológica de Jordi Hurtado.
 
Él es el referente televisivo varias generaciones de españoles. Pocos presentadores pueden decir que han  sobrevivido  con un mismo programa a tres papas, tres presidentes del Gobierno, y dos reyes de España. Pero es que “Saber y ganar” lleva en antena desde 1997 de forma ininterrumpida. A primera vista resulta asombroso, pero lo verdaderamente sobrenatural es que Jordi no ha envejecido físicamente. Sigue siendo aquel jovenzuelo con aire de oficial administrativo, que se ponía palote cuando se acercaba a alguna de las azafatas de "Si lo sé no vengo", el concurso familiar que muy a nuestro pesar lo sacó del anonimato, y lo introdujo en nuestras vidas por siempre jamás.
 
 
Foto tomada de www.desmotivaciones.es
 
 
Un día, hastiado del éxito, Jordi Hurtado viajó en el tiempo hasta el año 1300 después de Cristo. Quería retirarse temporalmente a un monasterio cisterciense, con el objetivo de encontrarse asimismo en la oración y en el silencio. Al atravesar el umbral del monasterio, lo primero que vió fue una gran pancarta de bienvenida que rezaba (nunca mejor dicho): "Jordi, amigo, el Cister está contigo". Un numeroso grupo de monjes de cabeza tonsurada y hábitos de lana marrón oscuro, vitoreaba su presencia,  mientras batía palmas a ritmo de cántico gregoriano. Tal es el poder de la televisión, que varios siglos antes de inventarse, ya convertía en ídolos de masas a personas normales como nuestro querido Jordi. En aquel tiempo, dejó su autógrafo en cada uno de los incunables que los pacientes amanuenses elaboraban en la biblioteca.
 
Según pasaban los siglos, nuestro amigo fue dándose cuenta de que la vida monacal no era lo suyo. Acostumbrado como estaba, a rodearse de jacas de infarto en el medio televisivo, ahora vivía rodeado de monjes tapados hasta el cuello. Y es que aunque aquel monasterio parecía sacado de "El nombre de la rosa", la rosa en cuestión no aparecía intramuros ni por el forro.  La tensión sexual no resuelta convertía a Jordi Hurtado en un saco de hormonas a punto de explotar. Para calmar la pecaminosa llamada de la carne, se daba duchas con agua helada cada dos o tres horas, y eso en el frío invierno palentino era mucho decir. En 1654 contrajo una pulmonía que a punto estuvo de dar con sus huesos en el osario de aquel reducto de espiritualidad. Como faltaba mucho tiempo para que naciera el descubridor de la penicilina, Jordi tuvo que volver a nuestros días, y así poder recibir un tratamiento antibiótico de amplio espectro. Se salvó por los pelos del cogote de Kiko Matamoros.
 
Esa una de las ventajas de poder desplazarse en el tiempo como el que coge el Tren de la Fresa para ir a Aranjuez. Hurtado siempre ha trabajado por vicio, porque el dinero lo tiene por castigo. Sus idas y venidas espacio-tiempo le permiten conocer resultados deportivos y poder jugar con ellos a su conveniencia. Por ejemplo, nadie en su sano juicio hubiera previsto que el Real Madrid ganaría este año al Bayern de Munich 0 a 4. Jordi andaba un poco tieso de cash, así que viajó a una coordenada temporal localizada un día después del partido, y luego retrocedió veinticuatro horas. Al volver, se metió en Bwin y apostó cien mil eurazos al resultado, al minuto de los goles, a que CR7 conseguiría un hat trick, y a que luego se pondría a hacer el monger para celebrarlo. En lo que dura un coito español (unas tres horas largas según el varón de turno, o unos escasos pero realistas minuto y medio, si se le pregunta a la fémina implicada) ganó tres millones de euros después de impuestos.
 
 
Foto tomada de www.eluniversal.com.co
 
 
¿Pero por qué Jordi Hurtado sigue estando igual que cuando eramos niños? Todos los fines de semana, el pueblo natal de nuestro amigo se llena de autobuses cargados de jubilados. Los provectos españolitos se desplazan hasta la localidad a fin de beber agua del manantial. Creen que ahí se esconde el secreto, el elixir de la eterna juventud. El listo del pueblo de al lado lleva años embotellando agua del grifo de su casa y luego la vende a precio de oro como si proviniera de la famosa fuente.
 
Existen tantas teorías sobre la lozanía de Jordi, como españoles: Robot, inmortal, holograma, imagen tratada digitalmente, qué se yo. Internet está lleno de hipótesis, a cual más descabellada. Hay quien dice que ha hecho un pacto con Rajoy, digo con el diablo. Otros sostienen que es un vulgar zombie gafapasta, un caminante que vaga por las 625 líneas de nuestros monitores buscando el eterno descanso de su alma. Algunos historiadores medievalistas apuntan que pertenece a los Porelculen, rama española de la familia Cullen, el famoso clan de vampiros de la saga "Crepúsculo". Incluso hay quien teoriza que debe su aspecto adolescente a que se puso en manos del cirujano plástico de Belén Esteban: Mentira podrida. Primero: No tiene una teta mirando a Cantabria y la otra a Cuenca. Segundo: Sus dos fosas nasales están a la misma altura. Tercero: Los labios no están hinchados como si hubieran sido atacados por un enjambre de avispas africanas.
 
 
Foto tomada de www.abc.es
 
 
Lo que sí mosquea en Jordi es la poblada pelambrera. Siempre fue pelopo, pero una cosa es tener pelopolla con veinte años, y otra bien distinta conservarlo intacto muchos lustros después. Está científicamente demostrado que el vello púbico es mucho más resistente que el cabello, por lo que parece lógico pensar que el gran Jordi recurrió a un autotrasplante, para seguir saliendo pinturero en pantalla. El problema es que fallecida Sara Montiel, ya no queda un español vivo que fuera al colegio con Jordi Hurtado. Sólo así podríamos dejar de especular, y beber directamente de las fuentes históricas.
 
El caso es que cuando Jordi abre la boca merece la pena prestarle atención.  Quizá sea porque juega con cartas marcadas, pero predijo que una andaluza analfabeta funcional de nombre Magdalena llegaría a ser ministra del Gobierno de España y acertó. Anunció que Rajoy incumpliría su programa electoral, engañando a millones de votantes, y ocurrió. Vaticinó que Isabel Pantoja ganaría Eurovisión en 2015, convirtiéndose en la Conchita Wurst española, y así fue. Pronosticó que la duquesa de Alba enviudaría de nuevo, y luego se casaría con un yogurín para que le durara algo más que los diecisiete anteriores, y así pasó. Auguró que un treintañero con coleta, famoso por ser el perejil de todas las salsas en las tertulias de televisión, fundaría un partido político tres meses antes de unas elecciones europeas, y conseguiría cinco eurodiputados. A pesar del descojone general que supuso en su día esta última profecía, se cumplió como las anteriores.
 
 
Foto tomada de www.fideus.com
 
 
Por eso la gente se puso muy seria cuando Jordi Hurtado dijo que Su Majestad el rey Juan Carlos I abdicaría, para a continuación separarse de Doña Sofía. Y que luego el Estado se bajaría los pantalones y Cataluña sería una república independiente durante el reinado de Felipe VI, quien a su vez se divorciaría de la Reina Letizia, para acabar abdicando poco tiempo después. A continuación se marcharía de España como en su día hizo su antepasado Alfonso XIII, proclamándose la III República donde tampoco estarían el País Vasco ni Galicia, también independizados. El primer presidente de la nueva Ex-paña sería Pablo Iglesias, aquel treintañero de la coleta, ya cuarentón, que instauraría la revolución bolivariana en nuestra bendita piel de toro.
 
Todo esto me lo contó mi bisabuelo Pedro, poco antes de morir. Y yo, sexto Pedro consecutivo de la familia, os lo hago saber en la primavera del año de nuestro Señor 2080. Ya me voy, que va a empezar en la 2 “Saber y ganar”, presentado como siempre, por ese pedazo de profesional llamado Jordi Hurtado. ¡Va por ti, Jordi! VanityFreakNews.