domingo, 6 de julio de 2014

Aparece vivo el cirujano desestético de Belén Esteban


Muerta Lady Di, y desaparecida socialmente Isabel Preysler, el trono del colorín estaba vacante. Durante un corto período, en vez de reino hubo república, y un grupo de esforzados proletarios de los aledaños del artisteo, copó portadas y minutos de telebasura. Seres animados e incluso inanimados, como Leonardo Dantés, Tamara (la mala), Toni Genil, Loli Álvarez, Arlequín y Paco Porras entre otros, abandonaron su hábitat natural, en ZooMadrid, y volvieron a la selva. La cutrez, la falta de talento, la mala educación, los montajes inverosímiles, y el imperio de lo feo, entraron en nuestras vidas, como contrapunto cruel al glamour conque habíamos crecido. Cambiamos Montecarlo por Montecarmelo, los deportivos de lujo por deportivas de saldo, el Festival de Cannes por canes sin pedigree, y la belleza mirífica de Grace Kelly por el belfo indómito de Margarita Seisdedos.
 
 
Foto tomada de www.quemedices.es
 

Pero España deseaba el restablecimiento de la monarquía. Como en la leyenda artúrica, muchas aspirantes a reina fracasaron en su intento de sacar de la roca la espada Excalibur. Un día cualquiera, conocimos que una joven de origen humilde, cándida y apocada, era la novieta del torero de moda, Jesulín de Ubrique. El diestro era de espada fácil, por lo que al poco tiempo, el amor se hizo carne en forma de inocente criatura. El huyó despavorido, y ella empezó a forjar su leyenda, la de una madre coraje, capaz de hacer cualquier cosa por su Andrea, … y por ella misma. Así fue como una plebeya carabanchelera, de nombre Belén y apellido Esteban, se convirtió en la Princesa del Pueblo.

Nadie pone en duda (y pobre de quien lo haga, porque le cae una querella), que Belén es y ha sido siempre una madre abnegada y ejemplar. Pero si Andrea Janeiro Esteban no hubiera sido concebida, el fenómeno Esteban hubiera durado menos que el Telediario nocturno de la 1 cuando hay fútbol, es decir, diez minutos escasos. Belén sin su hija, sería como Nacho Vidal sin su herramienta de trabajo, muy poquita cosa, algo insignificante. En condiciones normales, ella estaba destinada a casarse con un buen chico de barrio, y a trabajar toda la vida en una profesión no cualificada, a cambio de un pequeño sueldo.

Quién iba a decir entonces que acabaría convirtiéndose en una estrella mediática. Nadie en su sano juicio. Ni siquiera su madrina en el show business, Ana Rosa Quintana. No sé si por caridad, o porque se lo escribió su negro, o porque intuyó el filón, Ana Rosa le dio la alternativa. El resto es historia. Belén se reveló como un animal televisivo: chula, barriobajera, descarnada, malhablada, hortera, y todo lo peyorativo que añada el lector.
 
 
Foto tomada de www.alertadigital.com
 

Ella tiene una habilidad sublime para conectar con un amplio sector de la audiencia. No imaginamos a las señoronas de Serrano o de Sarrià-Sant Gervasi abducidas por la Esteban, pero es que esas personas no son su población diana, porque sencillamente, no ven ese tipo de programas. Es en el cinturón industrial de las grandes ciudades, donde Belén tiene su granero de teleadictas.

Otra de sus características fundamentales es la capacidad de reinventarse. Es la Madonna española, no porque cante, actúe y baile, sino porque cada cierto tiempo le da una vuelta de tuerca a su personaje, y renace de sus cenizas, generando carnaza para unas semanas más. Sabe ser el perejil de todas las salsas, y cualquier excusa es buena para estar en el candelabro: Que surge la polémica de las prótesis mamarias PIP, pues resulta que ella es portadora de un par de estos aditamentos estéticos y se convierte en la portavoz no autorizada de las damnificadas. Que la nueva pareja de Jesulín tiene problemas con la justicia, pues ella hace unas declaraciones incendiarias, y la polémica está servida. Que Carmen Lomana realiza unas desafortunadas manifestaciones sobre la carencia de belleza física de la pequeña Andreita, pues ella se pone el traje de supermadre  y carga con todo.

La vida sentimental de Belén, teniendo en cuenta los tiempos que corren, no ha tenido demasiada chicha. Después de Jesulín, Óscar Lozano fue su pareja más sonada. Yerno de Rocío Dúrcal y Junior, en virtud de su relación temporal con Carmen Morales; y sobrino de Cris Lozano, uno de los empresarios de ocio nocturno más conocidos de Madrid. Guapo, educado, y pijo, parecía Rex Harrison, en el remake hispánico de “My Fair Lady”, aunque comparar a la Esteban con Audrey Hepburn sea cuanto menos un sacrilegio. Aquella relación despedía un tufillo a montaje que tiraba de espaldas, como después quedó demostrado.

Después Belén cayó en una etapa “Living la vida loca”, y se unió sentimentalmente a Dani Dj, pseudofamoso aspirante a nada, sin méritos reconocibles en su haber. Fue el período del deterioro físico acelerado, la de las reiteradas visitas a Urgencias por “bajadas de azúcar”. Quien más y quien menos temía por la salud de nuestra heroína, y pensaba que los juguetes rotos, como en “Toy Story”, acaban olvidados en un desván o vendidos en un mercadillo.
 
 
Foto tomada de www.hola.com
 

Y el círculo se cerró. Belén abrió su corazón a un antiguo amor de juventud, un anónimo camarero ajeno al mundillo del espectáculo. De nombre, Fran, no sabemos si de huevo o de vainilla, con aspecto de galán de película neorrealista italiana, es decir, de tarugo integral, y con menos expresión verbal que Harpo Marx un día de resaca. Fran, posiblemente nunca tendría Máster del IESE, pero ni falta que le hacía. Se ganaba la vida de forma honrada, y le daba a Belén la paz que le faltaba. Él era el reposo de la guerrera, aunque la cabra tira al monte, y esta cabra es mucha cabra. Al final, a ellos también se les rompió el amor, de tanto usarlo.
 
Frases como “Arriba la Esteban”, “¿Me entiendes?”, “Andrea, cómete el pollo”, y “¡Yo, por mi hija, maaatooo!”, forman parte del imaginario colectivo de toda una generación. Nos guste o no, su autora es un referente para un amplio segmento poblacional, que se identifica con una mujer cercana, protagonista de una historia real que han visto muchas veces en la literatura, el cine o la televisión. La clave del éxito de la Esteban, radica en haberse convertido en un arquetipo: Mujer de extracción social baja que se enamora de un hombre adinerado. Éste la utiliza durante un tiempo, para después abandonarla a su suerte con una criatura en sus entrañas. Ella lucha por sacar a su hija adelante, y jura venganza eterna contra su antiguo galán.
 
 
Foto tomada de www.abc.es
 
         Belén Esteban es un fenómeno de masas, da igual lo que haga o lo que diga. Siempre es noticia. Hay que reconocerle buena parte del mérito a su manager, el inefable Toño Sanchís. Lo recordareis por las imágenes de su boda, a la que acudió disfrazado de Tom Cruise en “Algunos hombres buenos”. Al casarse con una mujer casi tan poco agraciada como su principal representada, demostró ser una persona de buen corazón a la par que solidaria. Toño Sanchís está pidiendo a gritos ser la imagen de una marca de champú, con ese aspecto a medio camino entre George de la Jungla y un galán de culebrón mexicano. Lo único que se le puede reprochar es que no haya sabido sacar a Belén de esa espiral de cirugías desestéticas en la que entró hace unos años.
 
 
Foto tomada de www.bodas.net
 
         Hace pocas fechas reapareció en público el cirujano de la Esteban. Sobre Juan de Dacos pesaba una orden internacional de busca y captura. La Interpol lo situaba en el sureste asiático, aunque algunos periodistas de investigación aseguraban que llevaba muerto varios meses. Al parecer, Juan se habría quitado la vida al ver el resultado de la última chapuza perpetrada en el cuerpo de Belén: “No pudo soportar vivir con ese peso sobre su conciencia. Una cosa es que la dejara bizca de tetas, y otra que no fuera capaz de ponerle los agujeros de la nariz a la misma altura, para dos que tiene”.
         Pues ni lo uno ni lo otro. En su huida de la justicia, Juan se refugió en el Parque Warner de Madrid: “Barajé la posibilidad de irme con Bin Laden, pero cuando llegué allí, se me habían adelantado los solistas de los Hombres G y Modestia Aparte, acusados de crímenes de lesa humanidad. Y al día siguiente llegaba el estilista de Falete, y el que le escribe los diálogos a Risto Mejide. Así que o establecíamos un régimen de camas calientes o en aquella casa no cabíamos todos. La idea no me seducía. Mi ojo clínico intuía que me pasaría el cautiverio operando a Falete de arriba abajo, y de abajo arriba. Además siendo los americanos tan cansinos como son, más pronto que tarde encontrarían a Bin Laden, y con él caeríamos todos. Así que me decidí por el Parque de la Warner, el único lugar del mundo donde no va nadie, ni aún regalando la entrada. Allí he estado dos años, metido en el traje de Piolín, esperando en vano la llegada de visitantes.
 
 
Foto tomada de www.nuestroneverland.com
 
         Pero ya estoy harto. Reconozco que lo que hice está muy mal. La he dejado como Carmen de Mairena en un mal día. Soy un nefasto cirujano, pero teniendo en cuenta que abandoné la carrera en primero, tampoco está tan mal. Pero no nos engañemos. Esa tía lo que hubiera necesitado es un milagrero. Prefiero ir a prisión y compartir celda con un mandingo adicto al sexo, que pudrirme en un parque de atracciones fantasma, vestido de pollo amarillo. Por lo menos en la cárcel tienen Gol TV y podré ver todos los partidos del Mundial”. VanityFreakNews.
 

 

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