sábado, 17 de mayo de 2014

Messi está triste: ¿Qué tendrá Messi?


Quien esto escribe es español y después madrileño, merengue y también colchonero, rayista y por supuesto pepinero. Anticulé confeso y declarado, y sin embargo, admirador del buen fútbol venga de donde venga.

El miércoles Santo del año 2014, el equipo de los “españolitos”, ganó al Barça “la Copa de vuestro Rey”, como diría el Shakiro. Digan lo que digan los periodistas, el partido fue horroroso, como suelen serlo casi todas las finales. Mereció ganar el Barça, pero no lo hizo. El Madrid sigue sin ser un equipo, continúa sin tener una idea de juego, ya esté Mourinho, Ancelotti, o Kiko Rivera en el banquillo. Gana a golpe de individualidades, hoy Bale, ayer Cristiano, y anteayer Zidane.
 
 
 

Hay que vender periódicos deportivos, y hay que llenar tertulias radiofónicas y televisivas, así que los gurús del tema, decidieron tras la derrota copera que el Barça es un enfermo en fase terminal y que lo mejor para todos es sedarlo. El diario Sport, uno de los evangelios apócrifos del periobarcelonismo, titulaba: “Este ciclo se ha acabado: ¡Qué empiece otro!”. Así de fácil y así de pueril. Como si la madre naturaleza alumbrara cada década una generación prodigiosa de canteranos con un Puyol, un Xavi, un Iniesta, un Piqué, un Cesc, un Busquets, un Víctor Valdés, un Pedro, y un Jordi Alba. Como si fuera tan sencillo que a ese grupo de futbolistas excepcionales se uniera un niño argentino que pasados los años, se convirtiera en el mejor jugador de fútbol del mundo. Como si fuera corriente que un joven exjugador emblemático del club, despuntara como entrenador en el filial, y un presidente visionario le diera las riendas del primer equipo, sin apenas experiencia.

Ahora que estamos a vueltas con el cansino tema de las aspiraciones independentistas de Cataluña, el otro día quedó reflejado que como no podía ser de otra manera, el Barça es un club español, y sus seguidores se comportan como españoles de pura cepa. A su llegada al Camp Nou, después de perder la Copa, los jugadores fueron recibidos a la española, es decir, con gritos de: “Sois unos mercenarios”, “No dais la cara”, y “No sudáis la camiseta”. En Barcelona sólo faltó una frase, clásica en la capital cuando el que palma es el Real Madrid: “Menos Ferraris y más cojones”.
 
 
Foto tomada de www.youtube.com
 

 

Así de energúmenos somos los españoles de Madrid y los del resto de España. Encumbramos a alguien para después darnos el gustazo de tirarlo desde lo más alto. Somos mezquinos, oportunistas, y ventajistas. Esa generación lo ha ganado todo varias veces, y lo ha hecho con un juego de alta escuela. Ha maravillado al planeta fútbol, y merece por derecho propio un lugar de privilegio en la historia. El tiempo, ese juez inexorable que quita y da razones, pondrá a cada uno en su sitio.

 

De todos los gritos proferidos por esa panda de paletos indocumentados, los más lacerantes son los de “Messi, cabrón”. Qué frágil es la memoria. La etapa triunfal del Barcelona de Guardiola no puede entenderse sin Leonel Messi. Cuántos partidos ha resuelto por sí sólo el astro rosarino. Cuántos records ha batido, estando todavía en el ecuador de su carrera deportiva. Messi está al nivel de los cuatro grandes: Di Stefano, Pelé, Cruyff, y Maradona, y la historia así se lo reconocerá.

Si navegais por Internet, encontrareis miles de referencias y enlaces a páginas sobre el gran Messi. Muchas de ellas son una muestra palmaria de la miseria humana. Algunos sesudos internautas han dedicado su tiempo libre a teorizar acerca de la supuesta discapacidad del futbolista. Ya que no disponen del cariotipo de la estrella para justificar su hipótesis, comparan el fenotipo de Leo con el de los portadores de una trisomía en el brazo corto del cromosoma 21. Se refieren a él como Lelo Messi, tarado, monger, y demás lindezas.
 
 
Foto tomada de www.lainformacion.com
 

Messi es bajito, regordete y feo de cojones. Hasta ahí todos de acuerdo. Que no era el más listo de su clase tampoco creemos que lo dude nadie. Que es la deshonra del pueblo argentino, porque nunca hubo un pibe más parco en palabras e ideas, también es indiscutible. Además, sus  amigos Dolce&Gabbana tampoco ayudan. Cada vez que Messi acude a un acto público, lo disfrazan de protagonista de “Dos tontos muy tontos”.

Pero de ahí a que sea monger hay mucha distancia. Y en el caso de que lo fuera (que no lo es), eso no haría más que aumentar su leyenda. En definitiva, hay mucho descerebrado que busca el mal por el mal, movido por la envidia más insana que uno pueda imaginar. Los que vierten esos infundios son los mismos que llaman Sergio Gramos al defensa internacional del Real Madrid, en alusión a sus supuestas adicciones. Y son también los que dedican a Cristiano Ronaldo el cariñoso apelativo de putero, cuando pasa por ser un superprofesional.
 
 
Foto tomada de www.taringa.net
 

Lo que no admite discusión es que Messi no es el que era. Ha perdido su punta de velocidad, no busca su regate en carrera marca de la casa, no participa en el juego, y vaga por el campo cabizbajo como si aquello no fuera con él.

Cuando un deportista de élite entra en esa espiral, la afición siempre lo acusa de haberse entregado a la molicie, convirtiéndose en un frecuentador de la noche y de sus placeres. Viendo a las novias de los futbolistas de ahora, queda claro que los astros del balón no conocen a sus compañeras en las Jornadas de la Juventud Misionera. Y eso que todas parecen recatadas, es decir, tienen toda la pinta de haber sido catadas varias veces, y de tener más horas de vuelo que un avión comercial de las líneas aéreas albanesas. No parece el caso, dado que Leo ha sentado la cabeza, ha sido papá y volverá a serlo próximamente.

Esta tarde se decide en el Camp Nou la Liga más reñida de los últimos años. Al Atlético le vale el empate para ser campeón, pero el Barça necesita la victoria, y esta pasa por Messi. ¿Qué Messi veremos? ¿El de siempre, o el que lleva meses sesteando, reservándose para Brasil, el que debe ser su Mundial?
 
 
Foto tomada de www.huffingtonpost.com
 

Hace dos mil años, Jesús Nazareno fue crucificado ante la pasividad de un pueblo que poco antes lo aclamó rey al entrar en Jerusalén. Todo parece indicar que el presidente Bartomeu, cual Poncio Pilatos, se lavará las manos. Hará lo que le pida un rebaño de anencáfalos hábilmente pastoreados en función de las circunstancias. Si el ungido da la Liga al Barça, se hará efectiva su enésima revisión de contrato, y se quedará en Can Barça. Pero si juega el avatar del rey de Reyes, y la Liga vuela del Camp Nou, con ella se irá el gran Leonel. Pase lo que pase, Messi está triste: ¿Qué tendrá Messi? VanityFreakNews.

Nota del autor: Que esta tarde gane el mejor, o el peor, siempre y cuando el vencedor sea el Glorioso Atlético de Madrid. ¡Aúpa Atleti! y ¡Hala Madrid!

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